Educación tica, “pa’trás como el cangrejo”

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Jorge Corrales, economista

El que algo suceda una y otra vez, casi hasta el cansancio, no debe llevarnos a una pasividad e indiferencia a todas luces indebidas. En lo particular, lo que pasa repetidamente no es nada bueno, sino que, por el contrario, es hasta vergonzoso, por no decir augurio de un futuro nefasto. Me refiere a los últimos resultados (del 2018) de las llamadas pruebas PISA (siglas en inglés del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes), que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) realiza cada tres años. La del 2018 se llevó a cabo en 78 países y se refiere a las pericias en Matemáticas, Ciencias y Lectura en esas naciones. En nuestro país, 7.221 estudiantes de los niveles 7a 11año hicieron los exámenes en 205 centros educativos.

“Pa’trás como el cangrejo”

Empecemos por el resultado en Ciencias: el país obtuvo una puntuación de 416 en el 2018; hace tres años (2015) logró una de 420 y en el 2012 obtuvo 427 puntos. El promedio de todos los países del estudio de la OCDE en el 2018 fue de 489 puntos. En síntesis, en el 2018 bajamos con respecto a los dos exámenes trianuales previos. (Con perdón de los callinectófilos, que corregirán mi error diciéndome que “los cangrejos no van para atrás, sino de lado,” repito y aplico el dicho popular que, en cuanto al examen en Ciencias de las pruebas PISA, “vamos pa’trás como el cangrejo).

Ahora en cuanto a Matemática: el país obtuvo una puntuación de 402 en el 2018; hace tres años (2015) una de 400 y en el 2012 de 407 puntos. El promedio de los países del estudio de la OCDE en el 2018 fue de 487 puntos. Bueno, ligera mejoría en Matemáticas, ojalá que sea resultado de una mejor forma de enseñanza de las Matemáticas, pero, en verdad, todavía insuficiente, pues en el 2012 se tuvo una puntuación mayor. Tristemente, la reforma en el programa de Matemáticas puesto en marcha desde el 2012, “sigue sin ponerse en práctica a pesar de las capacitaciones a los educadores” y a que “los docentes se muestran reticentes a su educación,” según informa La Nación del 4 de diciembre en su comentario “Persiste caída del rendimiento de colegiales en evaluaciones PISA.” Uno pregunta ¿dónde estaban los ministros de educación y su cohorte, para forzar esa supuesta mejor forma de enseñar las Matemáticas? (Asumo que la reforma es adecuada).

Termino con los resultados en Lectura (elemento principal según PISA): el país obtuvo una puntuación de 426 en el 2018; hace tres años (2015) logró una de 427 y en el 2012 436 puntos. O sea, otro “cangrejazo.” ¡Qué tristeza!

Lo más grave es que los costarricenses, al menos en cuanto al presupuesto del Ministerio de Educación, cada vez gastamos más. “En los últimos 12 años, el presupuesto… se ha cuadruplicado; en el 2007, el presupuesto era de ¢679.659 millones y en el 2019 llegó a ¢2.6 billones.” Lástima que la comparación no sea en términos reales, pero, también, y es un mal que suele presentarse en nuestro país que, al hablarse de cifras de gasto en educación suelen ser sólo aquellas del ministerio de Educación, que no presentan las cifras del gasto total de los ciudadanos en educación esencialmente privada. Pienso que esto último se ha incrementado en los últimos tiempos ante la relativa decadencia de la educación pública en los niveles indicados por las pruebas PISA (además del Informe del Estado de la Educación ampliamente conocido).

El problema con nuestra educación no parece ser falta de fondos, pues, de una u otra forma, los costarricenses aparentemente cada vez gastamos más en ella y los resultados no parecen ir al mismo ritmo, sino todo lo contrario. Eso debería preocuparnos mucho, pues no sólo se trata de recursos escasos que los costarricenses no podemos usar en otras cosas (el costo de oportunidad) sino que, también, expresa una decadencia futura de la calidad de los educandos en nuestro país.