Liberación juega a la carta “salmista”. Queda muy mal…

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Edgar Fonseca, editor


El rechazo mayoritario legislativo a una moción de repudio al presidente deja en muy mal predicado a los dirigentes del PLN en tiempos en que, como los que corren, se demanda de los líderes políticos mucha madurez, lucidez, sobriedad.


Las instancias institucionales ya están en marcha ante el desatino destapado de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos, de efímera vigencia.


La Defensoría entró combativa, nada complaciente.


La propia Asamblea Legislativa aprobó una comisión investigadora que indagará y deberá dar cuentas en dos meses.


La Procuraduría de la Ética alzó su mano como eventual víctima de las alegadas transgresiones legales que se hayan dado.


El mandatario, consciente del yerro, derogó el decreto que le dio vida a la tristemente célebre agencia fisgonera, reconoció los errores cometidos y anunció rectificaciones.


Y la Fiscalía, a pedido de la Defensoría, asumirá la correspondiente pesquisa.


Pero, pareciera, se imponen vientos politiqueros carroñeros.


Nefastos.


El fanatismo salmista, aplastado en las recientes elecciones municipales, cree haber encontrado en este episodio su tabla de salvación tras el fracaso en las urnas.


Y, no sin un dejo de suma sorpresa, la opinión pública ve como fuerzas políticas que han surcado y superado peores tempestades, suman como “viento de cola” y caen en la trampa de la “tierra arrasada”, sin importarles, por lo visto, que quien asuma en el 2022 lo haga sobre escombros…


Peligrosa apuesta.


Liberación, sus dirigentes, se juegan una carta crucial de supervivencia con miras a las próximas elecciones nacionales.


Dos estrepitosos reveses consecutivos deberían servirles de lección para no incurrir en las novatadas de estas horas, para asumir con más tino la conducta política frente a un capítulo que, aunque merece una respuesta seria, tampoco deja al país al borde del Apocalipsis, como muchos irresponsablemente desean y pregonan.