Méndez Mata a la Presidencia…

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Edgar Fonseca, editor/Foto Julieth Méndez, Presidencia


El presidente Alvarado tiene en el ministro Méndez Mata una tabla de salvación de lujo.


No solo le puso al país en marcha en obra pública, tras el desastre del primer gobierno PAC, sino que, como pocos, podría orientar al mandatario en estas horas a reencauzar la senda desde la Presidencia.


Lo debería dejar de titular, también, en Presidencia.


Su vasta trayectoria, su ejecutividad y eficiencia, pero, sobre todo, su sapiencia política, le convierten en una figura excepcional en el gabinete.


Alvarado, casi a la mitad de su gestión, enfrenta en el escándalo de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD), un inesperado frente de desgaste que le debe mover a recomponer el rumbo.


Debe mostrar al país sus dotes de liderazgo en medio de la turbulencia, muy alimentada, como bien lo denuncia, por afanes politiqueros rastreros.


Está a la vuelta la elección del nuevo directorio legislativo y anda desatado el demonio de los fuegos electorales con miras a 2022.


En este turbio entorno, el presidente no solo debe demostrar y responder con contundencia ante los cuestionamientos, sino debe mantener a toda costa el control del timón.


Hay prioridades clave de gestión y atención para la estabilidad del país, que el presidente no debe perder de vista al calor de los juegos pirotécnicos politiqueros de estos días.


Por eso, da alivio al país la decisión de Alvarado de llamar “de emergencia” al ministro Méndez para que le aconseje, le guíe, en este remecido tramo de la administración.


Méndez es una joya rescatada del bipartidismo.


Figuras como la suya evidencian que son muy valiosas, casi indispensables, de contar y escuchar en la multitudinaria, multiforme, dispersa y estridente realidad política del país.