Edgar Fonseca, editor/Foto diario Corriere Della Sera, Italia
A pocos pasos de la puerta central de la basílica del Vaticano, completamente abierta, frente a una plaza desierta de San Pedro, Francisco está de pie en silencio, detrás de él, la imagen del Salus Populi Romani y el Crucifijo de San Marcello, respectivamente el icono bizantino, de María conservada en Santa Maria Maggiore y el crucifijo objeto de la veneración de los romanos que en 1500, según una tradición salvó a la ciudad de la peste.
Así narra el diario La Repubblica de Italia la ceremonia extraordinaria con que el papa Francisco oró este viernes desde Roma por el fin de la pandemia del coronavirus que se esparce por todo el mundo.
El Sumo Pontífice impartió una bendición extraordinaria Urbi et Orbi que culminó con una indulgencia plenaria para toda la humanidad.
Hay un vacío desolador en el mundo
Seis candelabros iluminan el silencioso patio de la iglesia, este viernes transformado por el obispo de Roma en un extraordinario momento de oración en el momento de la pandemia de coronavirus. Las televisiones de todo el mundo estuvieron conectadas en vivo, para un evento sin precedentes, relata La Repubblica.
Solo Monseñor Guido Marini, maestro de las ceremonias pontificias, acompaña al Papa que escucha a un lector cantando el pasaje del Evangelio de Marcos, que cuenta la pérdida y el miedo de los discípulos cuando en el barco se sorprenden por una tormenta repentina: Jesús duerme y ellos, ante las aguas, vacilan.
“Durante semanas, dice que acaba de escuchar la conexión al pasaje, parece que ha caído la tarde”.
Y nuevamente: “La densa oscuridad se ha espesado en nuestras plazas, calles y ciudades; se apoderaron de nuestras vidas llenándolo todo con un silencio ensordecedor y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: puedes sentirlo en el aire, puedes sentirlo en tus gestos, las miradas lo dicen “.
Pero “desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo”, pide que las “bendiciones”, la bendición de Dios, “desciendan” sobre todos.
“Señor – dice el Papa -, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela a los corazones”.
En estos momentos, además, “cuántas personas ejercen paciencia e infunden esperanza todos los días, cuidando no sembrar el pánico sino la corresponsabilidad”, relata La Repubblica.
Un momento extraordinario
Francisco presidió un momento de oración extraordinario para pedir el fin de la pandemia , destacó la agencia oficial del Vaticano, Zenit.
El acto tuvo lugar en una inmensa plaza de San Pedro, vacía, lugar en el sagrato (atrio frente a la entrada) de la Basílica de San Pedro, como anunció el Santo Padre el pasado domingo, 22 de marzo de 2020, al término de la oración del Ángelus.
La bendición Urbi et orbi era la fórmula habitual con la que empezaban las proclamas del Imperio Romano.
En la actualidad es la bendición más solemne que imparte el Papa, propia del ministerio petrino, porque –recuerda el liturgista padre Arturo Elberti– se refiere a la ciudad de Roma, como obispo de la diócesis, y al mundo, como Sumo Pontífice.
¿Cuándo se imparte?
Urbi et orbi, detalla Zenit, contiene las palabras que en latín significan “a la ciudad (Roma) y al mundo”. Se imparte durante el año siempre en dos fechas: el Domingo de Pascua y el día de Navidad, 25 de diciembre, y también es impartida por el Pontífice el día de su elección, en el momento en que se presenta ante Roma y el mundo como nuevo sucesor de san Pedro.
Excepcionalmente, frente a este momento de emergencia sanitaria a nivel mundial por motivo del coronavirus, Francisco decidió concederla.
Remisión de las penas debidas
“La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que los fieles, debidamente dispuestos y bajo ciertas condiciones, adquieren por la intervención de la Iglesia, la cual, como ministro de la redención, dispensa y aplica con autoridad el tesoro de la satisfacción de Cristo y de los santos”, dice el Catecismo de la Iglesia Católica.