Edgar Fonseca, editor/Ilustración Fernando Torres Quintero, diario La Prensa, Managua
Dos médicos de una familia perseguida por el régimen Ortega Murillo atendieron gratuitamente a cientos de pacientes con Covid-19 y eso les costó la vida, destaca este domingo el diario La Prensa de Managua.
Esta es la historia de los doctores Alonso.
Tres días antes de ser ingresado en un hospital, gravemente enfermo de Covid-19, el doctor Adán Augusto Alonso publicó su último mensaje: “unas disculpas por no poder atender tan pronto como habría querido a todas las personas que lo buscaban. “Estoy asistiendo a más de 300 familias diario hasta las 2:00 de la mañana”, escribió en su perfil de Facebook, cita el diario.
“Una persona me llamó irresponsable por no haberle contestado todavía. Me disculpan, quisiera atenderlas todas rápido pero no es posible”. Era el 25 de mayo y para entonces el médico de 63 años ya llevaba seis días en autocuarentena, luego de atender durante casi dos meses y gratuitamente a las personas que llegaban a su clínica, en la ciudad de León, con síntomas de Covid-19. Sin embargo, continuaba respondiendo a través de videollamadas en Messenger y WhatsApp. Se estima que ayudó a más de 1.500 personas en una sola semana, haciendo pequeñas pausas para descansar, antes de que sus propios pulmones empezaran a necesitar asistencia artificial, relata La Prensa.
Su hermano, el doctor Máximo Guillermo Alonso, un año mayor que él, también atendió en su clínica a pacientes con Covid-19 y de igual manera se contagió del virus. Él murió la noche del 7 de junio en el Hospital de León y siete días más tarde, el 14 de junio, moría el doctor Adán en el Hospital Alfredo Pellas, de Chinandega. Apenas mes y medio antes, el 30 de abril, había muerto la madre de ambos, doña Margarita Flores Urbina, de 94 años. La anciana se fracturó una rodilla huyendo de las piedras arrojadas por paramilitares sandinistas y luego sufrió un accidente cerebrovascular, tras una noche en que las sirenas de las patrullas policiales sonaron por más de dos horas seguidas. Nunca volvió a caminar y su salud se fue deteriorando en los siguientes meses, agrega el diario nicaragüense.