Edgar Fonseca, editor
Los empresarios de buses se lanzan a las calles a atizar el caos.
Quieren pescar en el río revuelto de la pandemia.
Y le apuestan, sin sonrojo, a los fondos destinados a la polémica iniciativa de un moderno tren eléctrico que urge en el Gran Área Metropolitana.
A los buseros no les sirve una competencia de mayor escala, que le impondría un servicio ferroviario modernizado, como ocurre en cualquier capital, trátese Panamá, con su audaz Metro, o Bogotá con su Transmilenio, para no ir muy lejos.
Les conviene mantener sometidos a los usuarios de un servicio público clave.
Condenar, de paso, al país a un servicio de transporte público de subdesarrollo.
Eso lo dejan en evidencia con el arbitrario bloqueo vial en la capital este martes.
Y escogieron un momento neurálgico en que la paciencia de los ciudadanos anda al tope con tanto confinamiento y se agotan los márgenes sanitarios.
La pandemia existe.
Es real.
No es una amenaza ni un espejismo, como la quieren hacer aparecer algunos manipuladores de voluntades.
La pandemia tiene bajo creciente presión a los principales hospitales metropolitanos: el San Juan de Dios, el México, el Calderón Guardia y genera olas en el resto del sistema.
La pandemia tiene a punto del colapso las salas de cuidados intensivos.
Y ya contamos por miles y miles los contagios diarios, los casos activos y las dolorosas muertes de ya 125 personas.
“No hay pandemia”, insinúan algunos en tono perverso.
Y las proyecciones sanitarias son críticas para setiembre y octubre.
Los empresarios del sector busero se aprovechan.
Como lo han hecho en las últimas horas defensores a ultranza de sus privilegios gremiales, en un momento en que el país necesita de la conducta más sensata, con más amplitud de mira, de sus distintos líderes, actores y sectores.
Ni los magistrados escapan a esa pandemia.
Los empresarios buseros son conscientes y se suman a atizar el descontento y la agitación.
Y, claro, le ponen la mira al proyecto más vulnerable en estos momentos para el gobierno, el pretendido sistema de tren eléctrico.
El país necesita ampliar, multiplicar las opciones de transporte público. La ferroviaria es clave, como ocurre en el mundo entero.
Pero la discusión de ese debido plan público, de esa decisión país, no pudo caer en peor momento.
Los buseros lo saben.
Andan de pesca.