Edgar Fonseca, editor/Foto Vice News
A medida que Estados Unidos se acercaba a las 150.000 muertes por el nuevo coronavirus, el presidente Donald Trump se duplicó en su defensa de un medicamento, hidroxicloroquina, no probado para tratar COVID-19 y ofreció una imagen optimista de la creciente crisis de salud pública y de lo que está por venir, destaca el sitio ABC News.
EE.UU. registraba, a las 5:35 p.m. de este martes, 149.180 muertes y 4.546.748 contagios confirmados por la pandemia del nuevo coronavirus, según el recuento del Johns Hopkins University & Medicine.
Trump ve otros números
“Estamos viendo mejoras en las principales áreas metropolitanas y en la mayoría de los puntos calientes. Puede observar grandes porciones de nuestro país, está libre de corona”, dijo Trump el martes por la tarde. “Pero estamos observando con mucha atención California, Arizona, Texas y la mayor parte de Florida está comenzando a descender en la dirección correcta, y creo que lo verán rápidamente pronto”, agrega ABC.
Trump pasó a enumerar una lista de los esfuerzos que su administración ha tomado para frenar el coronavirus, después de anunciar que estaba invocando la Ley de Producción de Defensa para estimular la fabricación de medicamentos genéricos en los Estados Unidos en respuesta a la pandemia, añade dicho sitio.
Choque con asesores
La sesión informativa se produce en medio de una brecha ampliada entre Trump y varios de sus principales funcionarios de salud pública y sigue la reciente promoción del presidente en las redes sociales de la hidroxicloroquina, un medicamento aún no probado para tratar COVID-19 a pesar de su presión.
Cuando se le pidió que aclarara su posición sobre la eficacia de la hidroxicloroquina, Trump dijo que “muchos médicos piensan que es extremadamente exitoso”.
“Lo tomé por un período de 14 días, y estoy aquí. ¿Verdad? Estoy aquí”, dijo. “No creo que pierdas nada al hacerlo, aparte de lo político. No parece ser demasiado popular, ¿sabes por qué? Porque lo recomiendo”, resaltó ABC News.
En particular, los Institutos Nacionales de Salud abandonaron los ensayos clínicos del medicamento en junio, informando que “era muy poco probable que fuera beneficioso para los pacientes hospitalizados con COVID-19”, y la Administración de Alimentos y Medicamentos en julio revocó su autorización de uso de emergencia, advirtiéndole puede causar “problemas de ritmo cardíaco y otros problemas de seguridad, incluidos trastornos del sistema sanguíneo y linfático, lesiones renales y problemas y fallas hepáticas”, agrega la versión de dicha cadena.