Edgar Fonseca, editor/Foto diario Crítica, Ciudad Panamá
Un niño atado a un palo, gente hacinada y restos de carpas incendiadas por una protesta forman parte del paisaje del principal campamento panameño para migrantes irregulares, varados por la pandemia de coronavirus en un clima creciente de crispación e incertidumbre, destaca un informe de la agencia AFP publicado por los sitios del diario La Prensa y Telemetro de Ciudad Panamá.
En La Peñita, pequeña comunidad indígena en la provincia selvática de Darién, fronteriza con Colombia, donde se erige un albergue para migrantes, se respira angustia y desolación, agrega el artículo.
“Quiero ir a Costa Rica”, dicen algunos de ellos.
Costa Rica mantiene cerradas sus fronteras terrestres desde el 18 de marzo en razón de la emergencia.
La medida está vigente, advirtió el viernes 7 de agosto el ministro de Seguridad, Michael Soto, ante consultas de este editor.
Tras cinco meses de cierre, Costa Rica ha rechazado unos 16 mil migrantes irregulares.
La directora de Migración de Costa rica, Raquel Vargas, confirmó este fin de semana que abrirán, en conjunto con organismos de la ONU, tres “zonas” de atención a migrantes residentes en condiciones irregulares en sitios fronterizos como Peñas Blancas.
Inicialmente atenderían hasta 800 migrantes.
Vargas negó que estas zonas sean para recibir nuevos flujos de migrantes.
También rechazó que el nuevo plan, a un costo inicial de ¢165 millones, implique reapertura de fronteras terrestres.
La jerarca aseveró que pretenden replicar el plan de “zonas” en la frontera con Panamá.
Desde Cuba hasta Bangladés
En el poblado panameño de 200 habitantes ahora deambulan por sus calles de tierra 1.500 migrantes, principalmente de Haití, Cuba, Bangladés, Nepal, Congo, Camerún e India, añade el informe del diario La Prensa de Panamá.
La situación es tensa tras los incidentes registrados durante una reciente protesta de los migrantes para exigir que les dejen continuar su ruta hacia Estados Unidos y México, pese al cierre de las fronteras centroamericanas por la situación sanitaria.
“Estamos muy mal”
“Nosotros estamos muy mal aquí. Llevamos siete meses sin hacer nada, vivimos mal. No quiero vivir en Panamá, yo quiero ir a Costa Rica y seguir a México”, clama ante la AFP la haitiana, Eveline Louima, cita el diario panameño.
En La Peñita hay abundantes niños, bebes y mujeres embrazadas. Los extranjeros más afortunados habitan en tiendas de campaña, aunque de manera hacinada, mientras otros duermen a la intemperie, en medio de una gran humedad y tremendos aguaceros, relata el informe.
Ante la emergencia y como una de las opciones, Panamá acaba de plantear la posibilidad de retornar a los refugiados haitianos vía aérea a su paìs.
Panamá propuso gestionar vuelos humanitarios de retorno a su país a los migrantes haitianos confinados en campamentos en la frontera con Colombia, en medio del creciente malestar de los extranjeros que piden que se los deje seguir su tránsito hacia Norteamérica, según el sitio Telemetro de Ciudad Panamá.
El ministro de Seguridad Pública, Juan Pino, dijo a la prensa el pasado 3 de agosto que esa es una de las opciones que se les ha planteado a los haitianos, además de la promesa de mejorar la atención en alimentación y salud en los campamentos de la provincia del Darién, adonde quedaron varados debido a las restricciones de movilidad por la pandemia del nuevo coronavirus.
“Panamá los puede repatriar a través de la OIM (Organización Internacional para las Migraciones). Con coordinación con Haití lo podemos hacer”, señaló Pino. The Associated Press pidió un comentario por correo a una oficial de la OIM en Panamá que no fue respondido de inmediato, agrega la versión de Telemetro.
Panamá pretende que pasen a Costa Rica
A finales de mayo, Panamá pretendía acercar a la frontera con Costa Rica a unos 1.900 migrantes irregulares varados en dicho país por la covid-19 tras cruzar la inhóspita selva del Darién, anunció el gobierno panameño el 30 de mayo anterior, según el diario Crítica de Ciudad Panamá.
“Estamos tratando de resolver su situación de salud, seguridad y su permanencia en el lugar y cómo ayudarlos a cruzar nuestras fronteras, garantizando la salud de la población”, señaló el viceministro panameño de Salud, Luis Francisco Sucre, citó el diario.
Según Sucre, las autoridades panameñas buscan acercar de la “manera más fluida, libre y segura” a los migrantes en su paso hacia Costa Rica y Nicaragua.
Sin embargo, la directora de Migración de Costa Rica, Raquel Vargas, aclaró en aquel momento que ese traslado no se podrá realizar porque Nicaragua anunció que les impedirá el paso a los migrantes.
“Las personas extracontinentales en Panamá no van a cruzar a Costa Rica”, aseguró Vargas en un video divulgado a periodistas.
Indicó que Costa Rica y Panamá tienen un acuerdo para la movilidad de los migrantes, pero que no se puede aplicar por el cierre en Nicaragua.
“Hasta que no se establezca una normalidad en la región, estas personas no se moverían de Panamá”, aseguró Vargas, quien dijo que conversó el tema con las autoridades migratorias panameñas, consignó el diario Crítica en aquella oportunidad.