Edgar Fonseca, editor/Foto Facebook
Informe especial de 14ymedio.com. La Habana
En una pequeña casa de campaña en el improvisado campamento de Peñas Blancas, en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, se mantienen desde hace casi una semana Leidy Laura Cantillo y su esposo, ambos de 28 años.
Salieron de Cuba a mediados de enero pasado a través de Panamá y ahora intentan seguir rumbo hacia el norte y llegar a la frontera con Estados Unidos.
El día que ellos llegaron, había como unas 70 casas de campaña, con una media de dos refugiados en cada una, pero aseguran que en las últimas 72 horas ha aumentado mucho el número de gente.
Algunos medios reportan que ya son 200 los cubanos en el campamento, a la espera de que las autoridades nicaragüenses les permita el paso, y temen que puedan ser desalojados en cualquier momento.
“La situación es muy complicada porque en el campamento hay muchos niños y las condiciones higiénicas son muy malas”
“La situación es muy complicada porque en el campamento hay muchos niños y las condiciones higiénicas son muy malas”, comenta Cantillo a 14ymedio a través de WhatsApp. “Mi esposo estuvo con fiebres altas que achacamos a un posible contagio por dengue porque hay muchos mosquitos y estamos llenos de picaduras”.
En Santa Clara, donde ambos jóvenes vivían, trabajaban vinculados a una red de mulas que importaba mercancías desde varios países de la zona para vender en el mercado informal. “Desde el inicio ese solo fue un trabajo para poder reunir el dinero y salir de Cuba, porque siempre hemos soñado con que nuestros hijos no tengan que nacer allí”.
Una visa para hacer compras en Panamá allanó el camino de la pareja que no pudo prever que la pandemia iba a dar un giro brusco a sus planes. “Nos quedamos en Panamá sin dinero, sin amigos y sin la posibilidad de trabajar, así que decidimos seguir camino y tratar de pedir un gesto humanitario para que nos permitan entrar a Estados Unidos donde tenemos familia”.
Cantillo recalca que tanto ella, graduada en Economía, como su esposo, ingeniero químico, no van a ser “una carga para nadie”, pero, por el momento, los sueños de ambos están atascados en “un campamento lleno de fango y suciedad”.