BID, diplomacia y lealtades…

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Edgar Fonseca, editor

La candidatura de la expresidenta Laura Chinchilla a la presidencia del BID acaba de recibir una profunda estocada.

El México de López Obrador le otorgó su apoyo al aspirante argentino Gustavo Béliz, lugarteniente financiero del presidente Alberto Fernández.

La decisión azteca le resta un eventual respaldo clave regional a la aspiración de la exmandataria tica.

Si en algún momento hubo de la parte mexicana alguna garantía de apoyo a Chinchilla, esta decisión se trata, también, de una estocada a las relaciones bilaterales.

O, al menos, para poner a repensar a Relaciones Exteriores de por dónde andan las lealtades en ese sinuoso mundo diplomático de estos tiempos.

De adónde conducen los compromisos, las “alianzas estratégicas” y el multilateralismo al que se ha aferrado la diplomacia local en abierto desafío a relaciones hemisféricas históricas.

Remember Pompeo.

La carta tica parece desvanecerse si se toma en cuenta que Mauricio Claver-Carone, el todopoderoso nominado de Trump, asegura que cuenta con el respaldo de al menos 17 naciones.

“Los votos están ahí, nos sentimos muy confiados”, resaltó exultante a la agencia EFE, Claver, ficha de línea dura con Cuba y Venezuela, y el probable primer aspirante estadounidense en ser electo en 60 años del BID.

“Afortunadamente, en el hemisferio occidental solamente tenemos una Venezuela y una Cuba. Lo que queremos son democracias prósperas”, remató.

Y por nada del mundo está dispuesto a que se postergue la elección el próximo mes, como “en mancuerna” lo promueven y presionan mexicanos y argentinos, y ya entendemos por qué…

Con su decisión, López Obrador muestra su doble cara política, diplomática.

Hoy condena a Trump por su feroz campaña antimigratoria.

Mañana lo ensalza cuando lo recibe de manteles largos en la Casa Blanca.

Ayer dijo que no había pandemia.

Hoy, con casi 60 mil muertos promete, que el año entrante habrá vacunación masiva de sus compatriotas ante la “pesadilla”.

Vacuna, por cierto, calibrada en laboratorios de Ciudad México y Buenos Aires.

Solo les falta decir que también la producirán Maduro y de Ortega.

Ya entendemos por donde andan ciertas lealtades a estas horas en el contexto diplomático regional.

Para el BID, los mexicanos ya se jugaron su suerte.

En tan dudoso entorno de compromisos, a la candidatura tica no le corren los mejores vientos.

Salvo un acomodo interplanetario.