El infierno está en los detalles…

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Jorge Corrales Quesada, economista

Ya se está cocinando el paquete del acuerdo entre el Fondo y el gobierno de Costa Rica.

Lo interesante es que se conoce muy poco acerca de los detalles y, por tanto, es hora de tener presente aquel dictum de que “el infierno está en los detalles.”

Es crucial saber qué porcentaje de las medidas de ajuste negociadas proviene de aumento en los impuestos y qué porcentaje de una reducción de los gastos. Esto es crucial, pues, cuando el ajuste descansa significativamente en la reducción del gasto excesivo, es cuando el ajuste será menos costoso para el país: esto es, se tomará menos tiempo en recuperar la tasa de crecimiento de la economía y a niveles más altos, se tendrá un efecto recesivo inicial menor y permitirá un aumento mayor del nivel de empleo.

Por eso, debemos estar muy atentos a lo que está pasando y exigir total y plena claridad a los gobernantes y grupos de presión de qué y cómo es que el país está negociando su ajuste fiscal.

En esta ocasión, como parte de mis serie de comentarios resumidos, los autores del séptimo de los artículos citados en el artículo “Flattening the Debt Curve: Empirical Lessons for Fiscal Consolidation” [“Aplastando la Curva de la Deuda: Lecciones Empíricas de Consolidación Fiscal”], de Veronique de Rugy y Jack Salmon, del Mercatus Center de la Universidad George Mason, son los economistas Boris Cournède y Frédéric Gonand (2006), los cuales arriban a la conclusión de que los ajustes realizados por aumentos en impuestos resultan ser más onerosos que aquello efectuados con reducciones en el gasto gubernamental.

“Los economistas franceses Boris Cournède y Frédéric Gonand adoptan un modelo de equilibrio general dinámico, para comparar los impactos macroeconómicos de cuatro escenarios de reducción del endeudamiento. Los resultados del modelo sugieren que los ajustes BI son mucho más costosos que la restricción del gasto, cuando los hacedores de la política intentan lograr la sostenibilidad fiscal. El consumo anual per cápita sería un 15 por ciento mayor en el 2050, si la consolidación se logra por medio de reducciones en el gasto en vez de aumentos amplios en los impuestos.”

Fuente: Facebook, Jorge Corrales