PuroPeriodismo/Foto Carlos Barrera, El Faro, San Salvador
Aunque su nombre no estuvo en las boletas, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se perfiló como el gran ganador de las elecciones legislativas y municipales de ayer domingo, destaca un análisis de BBC Mundo.
Con más del 80% de las actas procesadas, su partido, Nuevas Ideas, y sus socios obtendrían dos tercios de la Asamblea Legislativa (Congreso), la mayoría absoluta, un hecho que no se veía en el país centroamericano desde hace más de dos décadas, agrega el sitio.
El TSE indicó que votaron más del 50% de los inscritos en el padrón electoral, en un país de más de 7 millones de habitantes, una cifra menor que en las pasadas elecciones presidenciales pero mayor que las dos anteriores legislativas, consigna BBC Mundo.
Temor al poder absoluto
Los más críticos con el gobierno temen que un “poder absoluto” pueda ser el “fin de la institucionalidad” en el país latinoamericano.
“Desde que llegó a la presidencia, Bukele no solo ha mostrado rasgos importantes de autoritarismo, sino que ha debilitado significativamente las instituciones y ha ignorado muchos de los controles impuestos a la acción ejecutiva” le dice a BBC Mundo José Miguel Cruz, experto en El Salvador de la Universidad Internacional de Florida, en Miami.
“Dados estos precedentes, existe el temor entre muchos sectores de que esta acumulación excesiva de poder pueda significar la destrucción definitiva de las instituciones democráticas en el país”, agrega.
Intolerancia, corrupción, opacidad
En el ejercicio permanente de intolerancia, corrupción, opacidad y propaganda que caracteriza a esta administración, el presidente y sus asesores consideran hoy fundamental para el ejercicio del poder todo aquello que antes, cuando otros gobernaban el país, les parecía abominable, denuncia Carlos Dada, editor del sitio El Faro, de San Salvador, férreo opositor de Bukele.
Hace menos de tres años, Nayib Bukele, entonces alcalde de San Salvador, anunciaba su candidatura presidencial independiente con un discurso radicalmente opuesto. En una entrevista en TCS, en mayo de 2018, tuvo un breve intercambio con Moisés Urbina sobre la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Dijo Bukele: “En nuestro país hemos tenido siempre presidentes con bancada legislativa… ¿No sería mejor tener un presidente independiente de la Asamblea Legislativa, que tenga que conseguir acuerdos con las fuerzas políticas de la Asamblea Legislativa? Los gobiernos de Arena y del Fmln han tenido mayorías, armadas a punta de caja chica… ¿No queremos probar algo diferente? Un presidente que no sea genuflexo a la Asamblea legislativa y una Asamblea que por ende no sea genuflexa al presidente, sino que van a ejercer realmente sus poderes de manera independiente: el Ejecutivo, el Judicial y el Legislativo. ¿No es eso de lo que se trata nuestro sistema representativo?”
El poder absoluto corrompe absolutamente.
Esos discursos, que lo hacían parecer un demócrata moderno frente a los viciados políticos del Fmln y de Arena, lo catapultaron hasta la presidencia un año después. Y como sucedió antes con otros que alcanzaron la presidencia, se confirmó el refrán aquel que dice que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, destaca Dada.
Lo primero que se corrompió en Bukele fue su oferta política; su promesa de consolidar la democracia, transparentar el servicio público, combatir la corrupción y respetar la división de poderes. En febrero de 2020, antes de cumplir su primer año en la presidencia, esa misma persona ingresaba a la Asamblea flanqueado por militares apertrechados para combate y amenazaba con dar un golpe al poder Legislativo por negarse a aprobar un préstamo. Después vino toda la opacidad en el manejo de los fondos de la pandemia y su negativa a rendir cuentas a la Asamblea; y la utilización de la Policía para obstaculizar órdenes judiciales y evitar el ingreso a ministerios de fiscales y de auditores de la Corte de Cuentas. El poder corrompe y hoy, apenas dos años después, Nayib Bukele quiere el poder absoluto, ratifica Dada.
Especial PuroPeriodismo: Votar por botar, Carlos Dada, El Faro, San Salvador