Edgar Fonseca, editor

Costa Rica figura como el tercer país de Latinoamérica y el Caribe con menos riesgo para la operación de empresas, destaca un informe del sitio The Economist.

El país aparece con un puntaje de riesgo 33, en una escala en que 100 constituye el más alto riesgo para la operación comercial en la región.

Solo es superado por Aruba con riego 19 y Chile, 25.

En la escala de riesgo, Costa Rica figura en el segmento B junto a Chile, Panamá, 35; Barbados, 36; Perú, 37; Uruguay, 39, y Jamaica, 40.

Bahamas y Colombia con riesgo 42, completan el top 10 de las naciones de la región en el estudio de The Economist Intelligence Unit.

En el fondo de la tabla, con más alto riesgo, aparecen Cuba, 59; Bolivia, 63; Haití, 63; Nicaragua, 65, y Venezuela 86.

El peso de la estabilidad

La estabilidad política del país es un factor clave que valora ese estudio, según el periodista y exdiplomático Eduardo Ulibarri.

“Creo que las razones clave son la estabilidad política, la seguridad jurídica y un entorno de opinión generalmente favorable a las inversiones extranjeras”, enfatizó el exembajador ante la ONU.

“Hay que tomar en cuenta, además, que en relación con la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños, la corrupción es baja y existe un clima de razonable seguridad”, añadió.

“Otro factor que considero importante es la libertad cambiaria y la ausencia de controles para las transacciones internacionales y la repatriación de utilidades”, resaltó.

Grandes riesgos populistas en el horizonte

“Nuestras previsiones para América Latina este año y el próximo son cautelosamente optimistas. Pero mirando más allá de las cuestiones inmediatas del lanzamiento de vacunas y el apoyo fiscal, vemos grandes riesgos de que las políticas favorables a las empresas se reviertan y que las agendas de reformas favorables a las empresas se descarrilen”, destaca Fiona Mackie, directora regional para América Latina y el Caribe de la Unidad de Inteligencia de The Economist.

“Se presta mucha atención a los impactos inmediatos de la pandemia, pero estamos mirando hacia adelante a los grandes cambios en la política que podrían ocurrir después de covid-19”, advierte Mackie.

“En un entorno donde las propuestas de políticas populistas a los problemas de América Latina están comenzando a prosperar, vemos grandes riesgos para los marcos legales y regulatorios, para la política tributaria y para el mercado laboral”, enfatizó.

El informe examina el riesgo emergente para las operaciones comerciales de los cambios de política posteriores a covid-19. Utilizando el Informe sobre riesgos de la EIU, el informe sostiene que los riesgos están aumentando, y no solo para la estabilidad política y macroeconómica. Las empresas deben estar atentas a los cambios normativos y normativos importantes, agrega The Economist.

Tendencia populista al alza


Según The Economist, en un gran año electoral para América Latina, ha habido un claro aumento en el sentimiento anti-incumbencia, demandas de un mayor papel del estado en la economía y una creciente preferencia por soluciones políticas populistas entre una proporción creciente de la población.

El problema para los responsables de la formulación de políticas es la falta de margen de maniobra para seguir reforzando las medidas de apoyo fiscal sin crear preocupaciones sobre la solvencia crediticia que luego se transforman en inestabilidad macroeconómica, añade.

La creciente presión fiscal, las demandas posteriores a la pandemia de un mayor papel del estado y el aumento de actores políticos populistas y propuestas de políticas sugieren que se están gestando riesgos políticos para las empresas. En cuatro áreas clave evaluadas por el Informe de riesgos de la EIU, incluido el riesgo legal y regulatorio, el riesgo de política fiscal, el riesgo del mercado laboral y el riesgo de infraestructura, está claro que los nuevos riesgos están aumentando, ratifica el estudio.

Creemos que en algunos mercados existe el riesgo de políticas de competencia desleal que favorezcan a las empresas nacionales sobre las extranjeras, una amenaza creciente a la independencia de los reguladores y amenazas al marco regulatorio que rige sectores clave como la minería, la energía y la agricultura, agregan.

The Economist advierte que el riesgo de la política fiscal será alto. Los impuestos sobre el patrimonio están en juego y también es probable que haya nuevos impuestos indirectos. Pero en algunos mercados también existe un riesgo significativo de aumentos en los impuestos corporativos.

Como mínimo, resaltan, los incentivos fiscales estarán bajo el microscopio. Mientras tanto, el riesgo del mercado laboral se materializará en forma de una escasez de habilidades más aguda, un creciente conflicto laboral y nuevas regulaciones que disminuyen la flexibilidad del mercado laboral.

Especial PuroPeriodismo: Politics, populism and policy risk in Latin America, The Economist Intelligence Unit