Brechas de género en la tecnología: freno al desarrollo

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  • Día Internacional de las Niñas en las TIC

Dayron De León Castillo, Sociólogo

Es una realidad ampliamente identificada la incidencia en todos los ámbitos de la vida que ha tenido el acelerado avance en la ciencia y la tecnología experimentado en las últimas décadas. Este cambio exponencial y sin precedentes viene transformado de forma notable nuestras dinámicas cotidianas y, por supuesto, los requerimientos educativos y laborales que se perfilan para las presentes y próximas generaciones. Según la ONU, se proyecta que el 90% de los trabajos del futuro precisarán un grupo importante de competencias en tecnologías de la información y la comunicación (TIC), ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).

No obstante a ello, las oportunidades para la generación de estas capacidades y la posterior inserción laboral no se distribuyen de forma equitativa entre los distintos grupos poblacionales; esto de acuerdo a diferentes variables en las que el género es un eje transversal por constituir una de las limitantes sociales que más afecta el acceso. Datos ofrecidos por la ONU revelan que menos del 30% de las  personas investigadoras del mundo son mujeres, lo cual pone en evidencia las inequidades a las que están sujetas para la formación y profesionalización en el campo de las STEM. 

La disminución de la inmensa brecha de género en la tecnología y las ciencias es un tema en el que se viene trabajando desde hace años. Si bien se ha avanzado respecto a décadas atrás, mediante la implementación de acciones educativas, programas y políticas hacia la promoción de las disciplinas STEM en las mujeres, aún persisten serios obstáculos para su mayor integración y reconocimiento. 

El hecho de que a pesar de estas acciones afirmativas no se haya avanzado lo suficiente para disminuir la brecha de género, se corresponde con variables socioculturales como los roles y estereotipos de género en los que son socializadas las personas desde la infancia. Los ámbitos de la familia y la escuela —primeros espacios de interacción y aprendizaje— comienzan a configurar las claves para que las niñas comiencen a alejarse de su desarrollo en áreas del conocimiento relacionadas a la ciencia. Así, la falta de incentivos; presiones familiares y sociales; la poca difusión de referentes de mujeres científicas; la entronización de estereotipos como el que aduce una menor capacidad de las mujeres para las ciencias; y roles como el de cuidadora o madre; hace que las niñas vayan alejándose progresivamente de los estudios en áreas científicas a lo largo de su vida escolar. 

La subrepresentación de mujeres en las STEM también encuentra un punto en contra en la conciliación entre el trabajo doméstico y la vida profesional a la que se ven precisadas muchas mujeres profesionales, pues la distribución patriarcal de roles las ubica como las responsables del hogar y cuido de la familia. Se trata, además, de disciplinas que demandan una gran dedicación, y ante el concilio entre lo doméstico y profesional muchas veces las mujeres no eligen —o son forzadas a no elegir— a la ciencia y la tecnología como un espacio para desarrollar sus capacidades. 

Para transformar esta realidad, teniendo en cuenta que las decisiones políticas y educativas han sido insuficientes, es imprescindible que sean acompañadas de un grupo de acciones que vayan a la raíz de estas inequidades de género:

  • la socialización de los y las niñas en espacios educativos inclusivos y respetuosos, donde prime la igualdad de condiciones en el aprendizaje; 
  • la deconstrucción de la distribución tradicional de roles género, donde a la mujer le corresponde el de cuido y atención a la familia en primera instancia, y la de proveedor de los varones;
  • desmitificar de una vez el criterio infundado de que las mujeres poseen capacidades diferentes o inferiores para aprender, investigar y desarrollarse en campos de la ciencia y la tecnología;
  • fomentar la visibilidad de mujeres en las ciencias como referentes para las nuevas generaciones;
  • incorporar la perspectiva de género como un eje transversal en los programas educativos;
  • estimular a las niñas que manifiestan inclinación hacia las ciencias y brindar el apoyo en todos los ámbitos de la sociedad para que se puedan realizar profesionalmente sin cortapisas.

La brecha de género en las STEM no solo es tremendamente injusta y castrante para con las mujeres, es un verdadero freno al desarrollo de la humanidad, que relega a millones de personas a una posición de desventaja ante el avance tecnológico. De no tomarse las medidas correspondientes, se radicalizarán las condiciones de vulnerabilidad y dependencia a la que se enfrentan hoy millones de mujeres, ante un cambiante y retador futuro del trabajo. Es tiempo de tomar acción para el cambio.

Fuentes:Organización de Naciones Unidas. (2019). “Se necesitan científicas”: https://news.un.org/es/story/2019/02/1451051.