Alianza Bukele-China y reacción de EE.UU. puede ser devastador para El Salvador, advierte Urcuyo

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Edgar Fonseca, editor

El creciente acercamiento del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, a China y la eventual reacción de EE.UU. puede ser devastador para la economía salvadoreña, advierte el analista Constantino Urcuyo.

Así lo afirma en una amplia entrevista que divulga este domingo 13 de de junio el diario La Prensa Gráfica de El Salvador en que analiza la influencia del gigante asiático en la región y en el mundo.

“La posibilidad de una respuesta norteamericana en el caso salvadoreño puede ser devastadora, es decir ustedes reciben el 20 % del PIB en remesas. Y tienen 2.5 millones de salvadoreños con el TPS. Les empiezan a devolver gente y les ponen un impuesto a las remesas o impiden el tráfico de las remesas, y se acabó la sacada de pecho del milénial”, ratificó Urcuyo.

“Es peligrosísimo para El Salvador ese jueguito”, sentenció.

En El Salvador ha habido un deterioro notable de las relaciones con Estados Unidos y un acercamiento con China. ¿Cómo ve ese acercamiento?

-A los chinos les abren una puerta y avanzan un poquito. Pero no creo que China tenga un interés en una confrontación con los Estados Unidos en torno a Centroamérica porque no es una ficha que sea muy valiosa para ellos. Y además le voy a decir una cosa: El Salvador no tiene costa sobre los dos océanos. A mí me llama mucho la atención lo de Bukele. Yo creo que esa es una reacción política de milénial, que simplifica las cosas en el sentido de: “ah, bueno, los gringos sacan una lista de políticos corruptos, entonces yo me voy a tomar tragos con el enemigo de los gringos”. Me parece simplista, sobre todo porque la posibilidad de una respuesta norteamericana en el caso salvadoreño puede ser devastadora, es decir ustedes reciben el 20 % del PIB en remesas. Y tienen 2.5 millones de salvadoreños con el TPS. Les empiezan a devolver gente y les ponen un impuesto a las remesas o impiden el tráfico de las remesas, y se acabó la sacada de pecho del milénial. Es peligrosísimo para El Salvador ese jueguito. Una cosa es afirmar la soberanía y decir: mire, no se metan en lo que no se deben meter. Todo ese juego retórico está bonito. Pero irse a aliar con un enemigo sobre el cual los norteamericanos no cesan de advertir que es peligroso, ¿cómo voy a ir a hacer yo ese movimiento de una alianza? ¿Y qué le tiene que ofrecer El Salvador a China? ¿Aparte de la cuestión diplomática, de zonas especiales? Creo que esa no es moneda de cambio en la relación con Estados Unidos en su zona de influencia.

La posición china por momentos en el país ha sido ambigua. ¿Cree que podrían pensar en un enfrentamiento directo con Estados Unidos?

-No. No están por eso. Tengo la impresión de que conforme los norteamericanos se retiren de otros lados del mundo van a replegarse sobre sus playas propias; y nosotros para bien o para mal, somos una de esas playas y entonces van a fortalecer la disciplina en la región. Eso va a motivar que los que se salen del canasto puedan enfrentar las consecuencias. No van a ser los chinos porque no tienen tropas ni mucha gente por estos lares; van a ser los rebeldes a los deseos de Washington.

¿Cuál es el balance que hace de los más de 14 años de relaciones entre China y Costa Rica?

-Han sido relaciones cordiales, muy intensas en los primeros años. El presidente Arias fue el que las estableció. Los gobiernos que siguieron, el de Laura Chinchilla mantuvo esas relaciones. El que siguió también, pero no con mucho entusiasmo. Y este presidente que tenemos ahora no ha ido a China. Xi Jinping vino a Costa Rica, y Hu Jin Tao también. Es decir, las relaciones han sido cordiales, de cooperación. China, recuerde usted, cuando se establecieron las relaciones, compró $300 millones en deuda costarricense. Últimamente, yo diría que en este gobierno, sí se han enfriado las relaciones.

Especial PuroPeriodismo: diario La Prensa Gráfica, San Salvador

¿A qué cree que se debe eso?

-Creo que tenemos un presidente que no le ha puesto la adecuada atención a la política exterior, porque ha estado metido en problemas internos importantes, y entonces no ha tenido interés en el Pacífico y en lo que juega en esa dirección. Y creo que también está permeado por el hecho de lo que llamaría el entibiamiento de las relaciones entre Estados Unidos y China. Eso ha sido percibido aquí por el gobierno y no han querido meterse en ese problema máxime después de que estuvo el secretario (Mike) Pompeo aquí en Costa Rica y llamó la atención sobre lo peligroso de las relaciones con China.

¿Cuál era la escena internacional cuando inician relaciones Costa Rica y China y los intereses chinos en ese entonces, y cuál es la escena y los intereses en la actualidad, sobre todo a partir de 2017- 2018, cuando Panamá, República Dominicana y El Salvador también abren relaciones?

-Son dos contextos muy diferentes. En 2007, la relación de China con Estados Unidos es la relación de “engagement” (compromiso), lo que ocurrió como consecuencia del giro hacia China de Nixon y el establecimiento de relaciones en la época de Carter. ¿Qué fue lo que pasó ahí? Bueno, los Estados Unidos se acercaron a China porque China era el enemigo de la Unión Soviética y la Unión Soviética estaba en una pose agresiva no solo con relación a Occidente, sino también con relación a China misma. Y entonces la relación era una relación buena entre ambos países a pesar de sus diferencias. ¿Pero qué ha pasado? En algún momento desde antes de la llegada de Trump ya en la clase política norteamericana había preocupación porque China había pasado de lo que ellos llamaban “el ascenso pacífico” a convertirse en una potencia económica con pretensiones de hegemonía regional y de proyección de poder mundial. Ahí se empieza a quebrar ese idilio que establecieron Nixon y Kissinger. Nosotros establecemos relaciones cuando todavía algunos académicos del Colegio de Guerra estadounidense sostenían que la relación con China era buena para América Latina porque significaba fomentar el crecimiento sobre todo para los países del Cono Sur. Hoy día, estamos en la época de rivalidad entre potencias. Cuando nosotros iniciamos la relación con China la situación era más de cooperación entre China y los Estados Unidos. Hoy día, (el secretario de Estado) Blinken lo puso así: vivimos en un mundo donde la relación va a estar caracterizada por momentos de competencia, momentos de confrontación y momentos de cooperación. Las tres C le llamó él a la situación actual. ¿Qué vamos a ver ahí? Que va a haber momentos en que van a seguir cooperando, otros en que van a competir y otros donde habrá confrontación, que es la parte peligrosa del asunto.

¿Cuál era el interés de China en Latinoamérica en general y en Centroamérica, en específico en aquel entonces?

-En Latinoamérica, comprar productos minerales, materias primas que les sirvieran al desarrollo económico. En Centroamérica, el interés era la batalla diplomática con Taiwán. Cómo sacarle a Taiwán el mayor número de países que lo reconocían, para ir ganando en esa batalla política internacional.

¿Y a partir de 2017-2018?

-Siguen comprando materias primas en el Sur. Brasil es un mercado enorme. En Centroamérica, creo que hay que establecer diferencias entre Rusia y China. Es importante porque la gente tiende a igualarlos. Los rusos, por su experiencia con Cuba, con Venezuela, con Nicaragua, incursionan en el terreno de la seguridad. Los chinos no están en eso. No están en crear un desafío de tipo militar y de seguridad a los Estados Unidos en su región. No quieren meterse en el tema porque saben que este es su patio trasero. Creo que el interés es mantener su proyección de poder. China, como gran potencia que surge, quiere tener una presencia e influencia global. En algunos lados es mucho más fuerte. En el ámbito nuestro, creo que el interés de ellos es lo que ya han ido logrando: derrotar a Taiwán en relaciones diplomáticas con El Salvador, con Panamá, que es el punto tal vez más importante para ellos por el canal, y luego, con República Dominicana. Pero yo no pienso que haya un interés geopolítico de seguridad. En Centroamérica, el interés es más geoeconómico. El que crea que puede instrumentalizar a los chinos en sus diferencias con los Estados Unidos se equivoca radicalmente. Chávez lo quiso hacer. Y los chinos no le dieron pelota. Porque Chávez creyó que los chinos iban a responderle con la misma retórica del socialismo del siglo XXI y lo que le hicieron ver fue: mire, usted nos interesa como petróleo, nosotros le compramos petróleo, pero no nos meta en la querella ideológica.