Especial PuroPeriodismo/Mundo Deportivo, Barcelona
El Real Madrid volvió a protagonizar ayer un nuevo milagro en Champions. El Manchester City pudo golear al equipo blanco, pero acabó viendo cómo sólo se lleva un gol de ventaja al Bernabéu. El campo blanco será el que decidirá si Real Madrid o City pasan a la final de París. El que lo haga será el que menos fallos atrás haga porque el encuentro del Etihad fue un festival de fallos defensivos de los dos equipos que provocaron que se vieran siete goles. El Real Madrid jugó un mal partido, pero sale vivo de Manchester que es lo que buscaba Ancelotti en este primer duelo de semifinales.
El Real Madrid salió al Etihad en cuerpo, porque no podía evitarlo, pero no en alma. Eso se quedó en el hotel o en al autocar o en algún sitio. Los once hombres que puso Ancelotti, que apostó por Rodrygo, saltaron al césped como quien va a jugar un partido de solteros contra casados. Bueno, ni eso, porque en esos duelos hay más tensión, más compromiso que el mostrado por los jugadores blancos que a los dos minutos ya habían encajado el primer gol. Jugada típica y tópica del City con Mahrez haciendo la diagonal desde la derecha, centro al área y De Bruyne, llegando solo desde la segunda línea para marcar.
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