Especial PuroPeriodismo/The Guardian, Londres/Foto El Universal, Ciudad de México
“No se arriesgue, quédese con nosotros”, dice uno de los eslóganes del motel Nueva Castilla, una posada de carretera de 37,85 dólares la noche en la ciudad mexicana de Monterrey.
Pero el espeluznante descubrimiento de una adolescente muerta en el tanque de agua del albergue ha provocado protestas y protestas en todo el país en un país que enfrenta una crisis de feminicidios en espiral que vio a 1.000 mujeres asesinadas el año pasado debido a su género.
Los manifestantes se reunieron frente al motel el lunes por la noche para la última de una serie de manifestaciones que exigen justicia para Debanhi Susana Escobar Bazaldúa, cuya desaparición y aparente asesinato han reavivado recuerdos devastadores de una ola de asesinatos en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez hace dos décadas.
“Nación del feminicidio”, decía una de las docenas de pancartas hechas a mano que quedaron afuera en un santuario en memoria de la estudiante de derecho de 18 años.
“Estamos destruidos por dentro”
“Estamos destruidos por dentro”, dijo el padre de la víctima, Mario Escobar, a los periodistas el sábado mientras su hija descansaba en un cementerio en lo alto de una colina en el norte de México.
El misterio aún rodea lo que le sucedió a Escobar, una abogada en ciernes que desapareció tras salir de una fiesta en la madrugada del sábado 9 de abril y cuyo cadáver fue encontrado recién el pasado jueves, 13 días después.
Pero su caso, el último de una serie de asesinatos y desapariciones de mujeres jóvenes relacionados con el género este año, ha escandalizado a México. Al menos 52 mujeres han sido reportadas como desaparecidas en Nuevo León este año, la mayoría en o alrededor de la capital, Monterrey.
Especial PuroPeriodismo/The Guardian, Londres