Edgar Fonseca, editor
Tras nueve meses de investigaciones, el OIJ anunció hoy que logró esclarecer la masacre de seis personas perpetrada en una remota finca de Llano Bonito, Buenos Aires, Puntarenas, el 17 de octubre anterior.
En las últimas horas fueron detenidos en la zona los dos principales sospechosos del caso de apellidos Saldaño, de 28 años, y Rojas, de 19 años, respectivamente.
Ambos son ligados a otros dos homicidios en esa región, confirmó Walter Espinoza, director OIJ.
Uno de los homicidios ocurrió en Llano Bonito, el 1 de setiembre, mes y medio antes de la masacre.
En esta primera acción los sospechosos, según las autoridades, mataron a una persona de apellidos Navarro Rojas a quien calcinaron, el mismo modus operandi contra las víctimas que cuando ejecutaron la matanza múltiple.
Se les vincula, además, con un segundo homicidio perpetrado en la zona el 18 de diciembre del año pasado, mes y medio después de la masacre, contra una persona de apellido Hidalgo.
Allí usaron una arma de fuego similar a la que utilizaron en la masacre y en el primer homicidio, según las pesquisas policiales, dijo Espinoza.
Anillo matrimonial fue clave
El hallazgo del anillo matrimonial de Claudia Villarevia Rivera de 41 años, una de las víctimas de la masacre de Llano Bonito, fue clave para dar el con rastro y paradero de los sospechosos.
El anillo fue encontrado meses atrás como parte de las investigaciones. Falta el anillo de compromiso.
Agentes OIJ realizan en estos momentos allanamientos en Brunka, Volcán y Llano Bonito para ubicar más evidencias, armas, herramientas, contra los presuntos responsables de la masacre.
El móvil de la violenta acción fue el robo, ratificó Espinoza.
Las autoridades han descartado nexo narco en este caso.
Aquel domingo 17 de octubre fueron asesinados en el sitio: Stephen Paul Sandusky, estadounidense, residente en el país, de 61 años; el mecánico César Quesada Cascante, de 44 años, su esposa Claudia Villarevia Rivera de 41 años, maestra de enseñanza especial en Rivas, el hijo de ambos, Daniel de 20, y la pareja: Willy Borbón Muñoz de 38 años y su esposa Anyelic Zúñiga Rodríguez de 40.
Presentaban heridas de armas de fuego.
Al menos dos de las víctimas fueron calcinadas.
——————————————————————————————————————————————————
Grupo violento
La masacre fue atribuida por OIJ a un grupo violento, según sostuvo Walter Espinoza, jerarca policial, el 26 de octubre.
Así lo expuso al referirse al avance de las investigaciones en que descartó, de momento, relacionar la matanza –la mayor en los últimos cinco años en el país–, con acciones de bandas de narcotráfico que operan en la zona.
Espinoza dio las declaraciones en un video You Tube hecho llegar a los medios a las 10:01 a.m.
“Es una acción grotesca y grosera de parte de un grupo de personas que tienen condiciones y características de violencia y que recurrieron a este esquema para efectos de ultimar a todas las personas cuya localización ocurrió hace una semana en el cantón de Buenos Aires”, afirmó.
Consumaron la acción para no dejar testigos ni evidencias.
“La hipótesis que nosotros mantenemos es la misma que al inicio de la investigación. Es una hipótesis que puede variar, sin embargo”, añadió.
“La tesis que maneja la policía –ahondó– es que esto tiene que ver con un asalto, con un ánimo de sustracción, con el interés de quienes acudieron al sitio a cometer el delito de no dejar testigos o evidencias que pudieran vincularlos con el hecho criminal”.
Sin nexo narco
Ratificó que el análisis de las víctimas no han detectado ningún vínculo con narcotráfico, crimen organizado o acción delictiva de otra naturaleza que hubiese desatado los hechos.
“En ninguno de los casos –dijo– hemos logrado detectar ni la más leve cercanía con hechos como narcotráfico, delincuencia organizada o actividades delictivas de ninguna otra naturaleza”.
“Esto es necesario clarificarlo –aseveró– porque cuando ocurren hechos con las características de la que estamos hablando, usualmente pensamos de manera automática de que estos eventos tienen que ver de manera necesaria con crimen organizado”.
Un viaje a la tragedia
El mecánico Quesada Cascante, su esposa e hijo y los dos acompañantes, a quienes invitaron, viajaron hacia esa finca la mañana del domingo 17.
Quesada iba con el propósito de culminar una reparación que había dejado inconclusa el jueves anterior a los hechos.
Tenía al menos 10 años de dar servicio de reparación de maquinaria agrícola e industrial al estadounidenses quién residía en la zona sur desde hace unos 20 años.
Sandusky, oriundo de Florida, procreó dos hijos con una costarricense. Fue dueño de un restaurant en playa Dominical. Lo vendió y adquirió posteriormente la finca en Llano Bonito, una hacienda de 104 hectáreas que puso a la venta en los últimos meses en $1,8 millones.
Con el mecánico Quesada, su esposa, hijo y acompañantes se perdió contacto celular la mañana de dicho domingo, 8:30 a.m. aproximadamente, por lo que sus familiares entraron en preocupación y avanzada la noche viajaron hasta el sitio donde constataron la matanza.