Xavier Carbonell, 14ymedio.com, La Habana-La incursión de Ernesto Guevara en Bolivia para organizar una guerrilla es la única historia de espionaje que el castrismo cuenta a los niños. El relato tiene todos los ingredientes de una película de James Bond: un protagonista carismático y cínico, pasaportes falsos, códigos y palabras clave, disfraces para despistar al enemigo y, por supuesto, licencia para matar.
Por desgracia para Guevara –que acabó muerto, rasgo que lo diferencia de 007 y demás agentes–, su aventura en Latinoamérica dependía también de la tensión entre Estados Unidos, la Unión Soviética y los partidos comunistas locales que, alineados con el Kremlin, no acogían con demasiado entusiasmo la presencia de un argentino regañón y autoritario, por muy iluminado que se creyera.
A la ecuación habría que añadir a Fidel Castro, el Richelieu de esta fábula, cuyas jugadas prosoviéticas fueron mostrando a Guevara que no le quedaba nada más en Cuba.
Una lectura atenta de estos últimos días de Guevara la ofrece el escritor Alberto Muller en su libro ¿Por qué Fidel abandonó al Che?.
Especial PuroPeriodismo: 14ymedio.com, La Habana