Alexander Dugin, el “Rasputín de Putin” cuya hija murió en un atentado explosivo en Rusia

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PuroPeriodismo/Foto AP, El Mercurio, Santiago de Chile

El atentado explosivo que acabó el sábado con la vida de la periodista y politóloga Daria Dugina tiene conmocionada a toda Rusia y a sus autoridades enfurecidas, que culparon a los servicios de inteligencia ucranianos de estar detrás de este hecho. La víctima era hija de Alexander Dugin, ideólogo que sería cercano al Kremlin considerado por la prensa internacional como “el cerebro” o “el Rasputín” del Presidente Vladimir Putin, destaca El Mercurio de Santiago de Chile.

Según los investigadores rusos y la propia familia de Daria, el ataque iba en realidad dirigido a su padre, puesto que el automóvil que ella estaba conduciendo -un Toyota Land Cruiser que explotó cerca de la localidad de Bolshie Viaziomy, a unos 40 kilómetros de Moscú- era de su propiedad.

Los investigadores dicen que un artefacto explosivo colocado debajo del automóvil estalló y el vehículo se incendió. Los explosivos fueron instalados en el auto de Dugin, quien a último minuto cambió de vehículo con su hija, después de asistir a un evento a las afueras de Moscú, cita BBC Mundo.

El presunto atentado presumiblemente tenía como objetivo a su padre, informaron autoridades rusas.

Radical, ultranacionalista

El nombre de Alexander Dugin no es desconocido en el ámbito internacional. Este filósofo doctor en Sociología y Ciencias Políticas ha hecho noticia desde hace años por sus posturas radicales y ultranacionalistas, detalla El Mercurio.

“Es el guía intelectual de los llamados nacional-bolcheviques: una corriente de pensamiento radical, nostálgica del poder de la URSS y que retoma las tesis racialistas y culturalistas de ciertos movimientos nazis”, explica Cyrille Bret, investigador y especialista en Rusia del Instituto Jacques Delors, a Radio Francia Internacional.

Dugin también es sindicado junto a Nikolai Starikov como el principal teórico del “eurasanismo”, una ideología “según la cual Rusia tiene la vocación de dominar el espacio euroasiático y que tiene más vínculos con las civilizaciones asiáticas que con Europa. Se trata de una tendencia bastante minoritaria que reclama que Rusia se aleje de Occidente, con un proyecto de dominación, incluso sobre Ucrania”, agrega Bret.

Especial PuroPeriodismo: El Mercurio, Santiago de Chile