Edgar Fonseca, editor
El Comité Ejecutivo de Liberación Nacional renunció en pleno la noche del miércoles, menos de una semana después que la expresidenta Laura Chinchilla salió abruptamente del partido y denunció el rumbo y a las estructuras de la organización verdiblanca.
Renunciaron: Kattia Rivera presidenta; Gustavo Viales, secretario general, Karen Porras, subsecretaria; diputada Paulina Ramírez, tesorera; y Marco Cercone, subtesorero.
Una de las exigencia de la expresidenta Chinchilla fue la salida de Viales, exdiputado del periodo anterior, envuelto en un escándalo por la sita que hizo hace un año al condominio de un presunto narco capo de la zona sur de apellido González, alias Pancho Villa.
Fue convocada una asamblea nacional para el 24 de setiembre.
La renuncia de la cúpula PLN se dio bajo fuertes presiones de exdirigentes y sectores, entre la Juventud del partido que demandan una renovación inmediata de cuadros tras el tercer fracaso electoral 0residencial consecutivo el pasado 3 de abril ante el hoy presidente Rodrigo Chaves quien encabezó un movimiento sin partido ni estructura tradicional.
El dos veces expresidente y Premio Nobel de la paz, Oscar Arias, demandó la renovación de liderazgos y admitió que el oartido atraviesa una “profunda crisis”.
Su hermano, Rodrigo Arias, presidente de la Asamblea Legislativa, admitió que la abrupta salida de la expresidenta Laura Chinchilla era un fuerte mensaje para el partido.
El expresidente José María Figueres, quien perdió las elecciones ante Chaves y mantiene el control de la estructura partidaria, lamentó la decisión de Chinchilla y confiaba en que se integrara a ver soluciones a la crisis del partido.
Estalla polvorín
La abrupta salida de la expresidenta Chinchilla, el viernes 29 de julio, detonó un polvorín en el PLN.
“Luego de tres derrotas electorales consecutivas, Liberación Nacional sigue actuando como si nada hubiese ocurrido. Peor aún, en lugar de proceder a hacer una valoración honesta, rigurosa, crítica y participativa sobre su presente y futuro, el partido entró en un estado de letargo y negación sobre lo ocurrido, insistiendo en ver las pérdidas como victorias y sus debilidades como fortalezas”, cuestionó al renunciar.
“La postergación de discusiones y decisiones relevantes sobre sus estructuras, procedimientos éticos y orientaciones pragmáticas y entronización en sus estructuras de personas cuestionadas, sin las condiciones éticas y políticas requeridas y sin interés en impulsar su transformación, son elocuentes”, aseveró.
Profunda crisis
“Pasada la elección, las bases liberacionistas esperábamos una evaluación crítica sobre la campaña, la cual nunca se dio”, censuró el expresidente Arias.
“También –dijo– esperábamos que los dirigentes actuales y de campaña asumieran su responsabilidad en la derrota y pusieran su renuncia, como se estila en los partidos políticos de las democracias más maduras y consolidadas del mundo”.
“Esto tampoco se dio”, criticó.
“Luego de la derrota un proceso de introspección y de renovación era indispensable para la continuidad del partido, y es precisamente la ausencia de rendición de cuentas lo que tiene a Liberación Nacional sumido en una profunda crisis”, lamentó.