Ricardo Kirschbaum, editor diario Clarín, Buenos Aires
Nadie puede saber a ciencia cierta qué estaría pasando en el país si otro hubiera sido el desenlace de este desgraciado, insano y repudiable acto contra la vicepresidenta. Pero podemos imaginarnos la conmoción social y política y observar con atención en ese hipotético espejo, las desesperadas imágenes que nos devuelve.
El ataque fallido es una de esas encrucijadas de la historia en la que ponen a prueba la constitución de sus gobernantes y de la dirigencia toda, momentos en los que debe imponerse la prudencia, el aplomo y la defensa a ultranza de un conjunto de valores y derechos esenciales que nutren a la democracia, el único sistema que se basa en la libertad.
Todos los que creen en la democracia deben protegerla y robustecerla. Pero no hay una sola manera de defenderla. Cuando alguien pretende imponer que la suya es la única válida, no la defiende sino que la debilita, aunque mil veces pronuncie la palabra democracia. O paz. O convivencia. Alcanza a todos y particularmente a aquellos que creen ser los intérpretes exclusivos de su verdadero significado y lo aplican como territorio en el que solo entran los que comulgan su credo político.
Especial PuroPeriodismo: diario Clarín, Buenos Aires