La generosa dádiva aérea dominicana al presidente…

968

Edgar Fonseca, editor

“No me vengan con cuentos de que esto es algo raro”, alegó el presidente Rodrigo Chaves el pasado 15 de marzo horas antes de partir hacia una gira europea que concluirá, de regreso al país, con su participación en el fin de semana en República Dominicana en la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno.

Su reacción se dio ante cuestionamientos surgidos por el hecho de que para viajar a la nación caribeña lo hará él y su comitiva en un avión enviado especialmente desde Santo Domingo a París por el presidente Luis Abinader. 

Una ruta de 14.364 kilómetros de distancia, ida y vuelta, de al menos 18 horas, en una aeronave que, se desconoce, si es oficial o privada, con todos los gastos incluidos, en un mercado en el que los vuelos privados rondan entre €1.800 y €20.000 la hora vuelo.

Ver PuroPeriodismo You Tube

El presidente, quizá curándose en salud, amplió de sus razones para hacer a un lado su decisión inicial de no asistir a dicha cumbre, por carecer de presupuesto y de transporte aéreo propio, y aceptar el gesto de su par dominicano.

“El Presidente de República Dominicana dijo: ‘no puede no estar Costa Rica. No me dé una excusa de que Costa Rica no tiene avión presidencial. De que no va alquilar y no puede llegar por vuelos comerciales’”, insistió.

“El gobierno dominicano nos dijo: ‘la participación de Costa Rica es tan importante que nos hacemos cargo del costo’”, justificó.

Con estas palabras el mandatario quiso dar por cerrado el episodio.

Pero, ¿no compromete la dignidad e imagen del país al acceder a gestos de estos de gobernantes extranjeros?

¿No compromete la crucial independencia que se debe observar en las relaciones diplomáticas?

República Dominicana atraviesa uno de los mayores escándalos de corrupción pública de las últimas décadas.

La mayor parte de los miembros del gabinete de la anterior administración del presidente Danilo Medina cayeron presos en las últimas horas.

Y el denominado escándalo de la Operación Calamar, un golpe por $19,7 mil millones, también acaba de alcanzar al generoso presidente Abinader, señalado por opositores de supuestamente haber aceptado millonarias donaciones.

¿Es conveniente, así, que el presidente de Costa Rica acepte, una costosa dádiva aérea como esta?

Contra el expresidente Alvarado, la Fiscalía abrió causa por haber aceptado, de uno de sus ministros, un viaje aéreo y estadía en un hotel de lujo en la playa.

Contra el expresidente Figueres, el Tribunal Supremo de Elecciones abrió procedimiento por haber aceptado en campaña un viaje costeado por un empresario amigo a Dominicana.

En el caso del viaje que costea el presidente dominicano a Chaves, lo primero que debe hacer el mandatario a su regreso, en aras de transparencia, es entregar un detallado informe de las condiciones en que se dio tanto a la Asamblea Legislativa como al Ministerio Público.

Y desistir, conociendo las limitaciones presupuestarias oficiales, de aceptar, tan presto, gestos como los de Abinader o del presidente ecuatoriano Guillermo Lasso.

El país sí merece explicaciones.