- El economista libertario armó una carrera política en dos años. La relación con su hermana Karina y sus perros y su estrategia para convertirse en un “mediático”.
Especial PuroPeriodismo/Clarín, Buenos Aires
“Cada vez que una persona tuvo una idea nueva lo trataron de loco y esos locos son los que lograron cambiar el mundo. Que me digan loco”, asegura con los ojos muy abiertos y la boca fruncida Javier Milei mirando a cámara en uno de los tantos estudios de televisión, su trampolín a la política.
Desde ahí el economista liberal se convirtió -a base de histrionismo y un discurso agitador antipolítico- en un personaje mediático. Parte de ese éxito se lo debe a Alejandro Fantino y Mauro Viale, quienes le enseñaron los tips del mundo del entretenimiento, que podría resumirse en tirar un título para el graph por minuto. El rating que generó hizo el resto: lo empezaron a llamar de todos lados.
La segunda transformación se dio en 2021 cuando el outsider se metió en la política con una proclama “anti casta”. Ahora, desde su banca como diputado nacional y después de su sorpresiva victoria en las PASO 2023 sueña con el salto final: del Congreso a la Casa Rosada.
El apodo de “loco” lo acarrea desde su juventud; la época en que fue arquero de Chacarita -llegó a integrar el plantel profesional- y cantante de Everest, una banda tributo a los Rolling Stones.
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