Edgar Fonseca, editor/Especial PuroPeriodismo/Nicaragua Investiga
Otoniel Olivas, director técnico del Real Estelí F.C. de Nicaragua que hizo historia esta semana al eliminar a Saprissa de la Copa Centroamericana, es identificado por medios nicaragüenses como un represor y paramilitar sandinista.
Fidel Moreno, dueño de dicho equipo, es figura clave de la dictadura Ortega-Murillo, y fue sancionado por EE.UU. en 2018 debido a graves acusaciones de su presunta participación en la represión desatada por el régimen contra una protesta cívica que dejó al menos 300 muertes, centenares de detenidos y miles de exiliados.
Tras la histórica victoria del Real Estelí ante el equipo costarricense Saprissa, surgieron críticas por parte de algunos comentaristas deportivos que señalan a Otoniel Olivas, director técnico ese equipo, como parte de los grupos del Frente Sandinista que atacaron las protestas antigubernamentales en Estelí en el año 2018, informa el sitio Nicaragua Investiga.
Se desconoce si contra dicho Olivas rige alguna sanción por parte de EE.UU. por su alegada participación en la sangrienta represión de 2018.
Video lo delata
En un video publicado en ese mismo año y compartido en redes sociales este 2023, se observa a Olivas atacando una protesta.
“Vídeo que recuerda a Otoniel Olivas, director técnico del Real Estelí, como turba en los acontecimientos de 2018”, escribió en la red social X el periodista Miguel Mendoza, desterrado a Estados Unidos en febrero pasado.
Según Mendoza, el entrenador del Real Estelí “tiene protección de Fidel Moreno que es dueño del equipo de fútbol”.
“En 2018 durante las protestas se señaló a Otoniel Olivas, actual técnico del Real Estelí por andar con su bandera del partido de la dictadura tirando piedras a los manifestantes y, además, ser paramilitar”, recordó la periodista deportiva Loanny Picado, en su cuenta de X.
Agregó que “se ha señalado a la directiva por sus nexos directos con la dictadura, a un Fidel Moreno, acusado de crímenes de lesa humanidad”.
Ficha todopoderosa
Fidel Moreno es identificado por medios independientes nicaragüenses como una ficha clave dentro de la estructura de la dictadura Ortega-Murillo.
Detrás de la figura de Daniel Ortega y Rosario Murillo opera un hombre con mucho poder. Se trata de una ficha que cuenta con la confianza absoluta de ambos dictadores. Su nombre es Fidel Moreno Briones, actual secretario general de la Alcaldía de Managua, la municipalidad más grande de Nicaragua, reseña el sitio Divergentes.
Antes de ser el todopoderoso secretario general de la Alcaldía de Managua, Moreno formó parte de las principales estructuras políticas del Frente Sandinista, añade dicho sitio.
Durante su adolescencia integró la Juventud Sandinista, una organización juvenil que todavía opera en las escuelas públicas de todo el país y se encarga de realizar actividades partidarias en los colegios. Después presidió la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), el principal brazo político del Frente Sandinista que domina las universidades estatales. Y previo a su gran salto fue diputado ante la Asamblea Nacional.
Además de ser el principal ejecutor de órdenes políticas y dirigir actos de violencia en 2018, desde su puesto en la municipalidad también ha beneficiado a empresarios de su círculo cercano con millonarios contratos de obras públicas, se ha encargado de financiar con dinero estatal una Liga de Fútbol ineficiente en el país, y de reconstruir con fondos municipales el estadio del club de sus amores: El Real Estelí FC, precisa Divergentes.
Sancionado por EE.UU.
Estados Unidos sancionó el jueves 5 de julio 2018 a tres funcionarios nicaragüenses por estar involucrados en “graves abusos a los derechos humanos” y corrupción, dijo el Departamento del Tesoro estadounidense, consigna la agencia noticiosa Reuters.
Los sancionados son Francisco Javier Díaz Madriz, comisionado de policía de Nicaragua; Fidel Antonio Moreno Briones, secretario de la alcaldía de Managua; y José Francisco López Centeno, presidente de la petrolera estatal Petronic.
Las sanciones fueron impuestas a los funcionarios debido a las preocupaciones sobre la “actual crisis en Nicaragua”, incluida “la violencia perpetrada por las fuerzas de seguridad y otros que han provocado la muerte de al menos 220 manifestantes y casi 1.500 heridos”, según el comunicado.
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