Carlos Türnnemann Bernheim, La Prensa, Managua
De humilde cuna, Rafael Francisco Osejo nació en el barrio indígena de Sutiaba de la ciudad de León, en el año 1790, según su principal biógrafo Chester Zelaya Goodman. Hijo de una familia mestiza de escasos recursos, se supone que logró ingresar en el Seminario Conciliar de San Ramón gracias a una beca. El prócer revolucionario, doctor Tomás Ruiz, fue su profesor de Filosofía y quien le puso en contacto con las ideas de la Ilustración y del Enciclopedismo. Se graduó de Bachiller en Artes y estaba a punto de finalizar sus estudios en ambos Derechos (Civil y Canónico) cuando en 1814 se trasladó a Costa Rica.
Cuando en 1814, los vecinos del Ayuntamiento de San José decidieron crear una Casa de Enseñanza, más tarde conocida como Casa de Enseñanza de Santo Tomás, punto de partida de la educación pública costarricense, siguiendo el consejo del obispo Nicolás García Jerez, contrataron al Bachiller Rafael Francisco Osejo, quien fue designado como Rector del recién fundado establecimiento y asumió las cátedras de Matemáticas, Derecho y Filosofía.
Con una sólida formación humanista, Osejo divulgó en Costa Rica las ideas liberales, dando a conocer las obras de Rousseau, Montesquieu, Locke y de los enciclopedistas franceses. Don Pedro Pérez Zeledón, citado por Chester Zelaya Goodman, sostiene: “Este (Osejo) era hombre de vasta ilustración, y se hallaba adornado de una cualidad muy rara, el poder de insinuación. En Teología y Cánones existían en la provincia personas más doctas que él: en jurisprudencia, naturalmente, le llevaba ventaja el letrado don Rafael Barroeta (español); pero en todos los demás ramos del conocimiento estaba Osejo solo, o punto menos”.
La Prensa, Managua