Especial PuroPeriodismo/BBC/Foto El Nuevo Herald, Miami
Cuando el ex embajador de Estados Unidos en Bolivia, Manuel Rocha, fue arrestado recientemente en Miami y acusado por su anterior empleador -el gobierno de Estados Unidos- de haber pasado más de 40 años como agente cubano, se produjo uno de los mayores escándalos de espionaje que involucran a la isla gobernada por comunistas en este siglo.
El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, calificó los presuntos crímenes de Rocha como “una de las infiltraciones de mayor alcance y más duraderas en el gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero”.
Si bien Manuel Rocha aún no se ha declarado culpable, muchos observadores siguen desconcertados sobre cómo pudo haber ascendido tan alto en el servicio diplomático estadounidense mientras evadía la detección durante tanto tiempo, aparentemente perfeccionando una reputación de conservador inflexible mientras secretamente albergaba una profunda lealtad asentada a la Revolución Cubana.
La evidencia registrada por un oficial encubierto del FBI, haciéndose pasar por un contacto del gobierno cubano, parece mostrarlo describiendo a Estados Unidos como el “enemigo”, elogiando al difunto líder cubano, Fidel Castro, y alardeando de haber mantenido exitosamente su doble identidad durante décadas.
Sin embargo, un hombre que no quedó del todo sorprendido fue James Olson, ex jefe de contrainteligencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Tiene años de experiencia de primera mano en el servicio de inteligencia de Cuba, la Dirección General de Inteligencia (DGI).
“Yo los clasificaría probablemente como el servicio de inteligencia más irritante contra el que he trabajado”, dice. “Eso no se debe sólo a que sean tan tortuosos y despiadados, sino a que son muy buenos”.
Trabajaba como agente cubano desde 1981: encausamiento
Rocha, que fue arrestado inicialmente por una denuncia penal del FBI el 1º de diciembre, fue encausado cuatro días más tarde de conspirar para actuar como agente cubano no registrado a lo largo de una carrera de 40 años en el Departamento de Estado y en el sector privado con el “propósito” de entregar información clasificada al servicio de inteligencia de La Habana, informa El Nuevo Herald de Miami.
Rocha, ex embajador de Estados Unidos en Bolivia que fue arrestado por agentes del FBI en Miami, está acusado en el nuevo encausamiento de conspirar como agente para Cuba desde 1981 para obtener secretos “sensibles” del gobierno estadounidense y “proporcionar dicha información a agentes o representantes de la República de Cuba”.
El encausamiento, que amplía la querella criminal revelada el 4 de diciembre, acusa además a Rocha de usar “el acceso a información [clasificada] en beneficio” de Cuba y de revelar “dicha información sin autorización”.
El encausamiento de 15 cargos imputa a Rocha, que puso fin a su carrera gubernamental en 2002 pero siguió trabajando en el ámbito de la seguridad nacional, el delito de conspiración para defraudar a Estados Unidos, que conlleva hasta cinco años de prisión. Se le acusa de no haberse registrado como agente extranjero en el Departamento de Justicia (pena máxima de 10 años), de fraude electrónico derivado de su pensión del Departamento de Estado (pena máxima de 20 años) y de hacer declaraciones falsas en relación con sus solicitudes de pasaporte estadounidense (pena máxima de 10 años).
Pero aunque el encausamiento de 35 páginas afecta a Rocha con más dureza que la denuncia penal del FBI hecha pública anteriormente, no cita ningún “acto manifiesto” concreto en la conspiración que le acusa de entregar material clasificado a sus superiores de la inteligencia cubana.
En otras palabras, Rocha no está acusado de cometer espionaje, aunque en un comunicado de prensa el secretario de Justicia Merrick Garland lo describió de forma muy parecida a un espía, diciendo que el caso “expone una de las infiltraciones de mayor alcance y duración en el gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero”.
Especial PuroPeriodismo/BBC, El Nuevo Herald