Yanancy Noguera C.
Presidenta del Colegio de Periodistas y Profesionales en Comunicación
El 30 de mayo de 1984 se cometió un crímen de lesa humanidad en Nicaragua, cerca de la frontera con Costa Rica, contra periodistas costarricenses. En este ataque terrorista murieron 7 personas y otras 22 quedaron sensiblemente afectadas. Se vulneraron los derechos humanos de personas que estaban haciendo su trabajo en periodismo, con intención, en tiempos de una guerra civil.
40 años después no se puede ni se debe olvidar el impune crímen. La Fiscalía en Costa Rica aún tiene el caso abierto. En Nicaragua nunca prosperó.
Esta es una historia de víctimas y también de responsables señalados por investigaciones periodísticas, judiciales y legislativas. Además, es la historia que llevó a declarar hace 14 años el 30 de mayo como el día del periodista costarricense.
Las víctimas: Jorge Quirós Piedra, camarógrafo, Evelio Sequeira Jiménez, asistente, ambos del extinto Notiséis; Linda Frazier, periodista de The Tico Times, y 4 guerrilleros, los siete asesinados; Roberto Cruz Sandoval, fallecido tras años de luchar contra las lesiones; Arturo Masís Zapata y Carlos Vargas Gené, fallecidos; Edgar Fonseca Monge, Edgar Ulate Cruz, Fernando Prado González, Gilberto Lopes de Castro, Joaquín Da Silvia, José Antonio Venegas Cordero, Juan Carlos Ulate Moya, José Rodolfo Ibarra Bogarín, Miguel Angel Sánchez Castro, Nelson Murillo Murillo, Reid Miller, Susan Morgan, Tony Avirgan y William Céspedes Chavarría.
Los inculpados: John Hull, ex agente de la CIA y quien vivió en Costa Rica (fallecido); Tomás Borge, revolucionario sandinista y ex ministro del Interior (fallecido); Lenín Cerna, ex jefe de seguridad y aún vinculado al régimen sandinista de Daniel Ortega; Renán Montero, comandante sandinista y militar cubano (fallecido); Roberto Vital Gaguine, verdadero nombre de un supuesto fotógrafo danés de nombre Per Anker Hansen que iba entre los periodistas y quien llevaba la bomba (paradero desconocido); Peter Torbiörnsson, periodista sueco quien reconoció años después haber sido cómplice del atentado; Felipe Vidal, ex funcionario de la CIA, y Oliver North, ex militar estadounidense quien estuvo envuelto en uno de los principales escándalos de la historia de ese país: el caso de los Irán-Contra.
La Penca está situada en Nicaragua en el borde de la frontera con Costa Rica, margen norte del río San Juan. Allí sería la conferencia de prensa a cargo de Eden Pastora, ya fallecido, quien lideraba la guerrilla Contra, opositora al régimen sandinista; en ese lugar ocurrió el atentado.
Entre 1990 y 1994 una comisión legislativa investigó el tema y mencionó varios nombres de involucrados en los hechos. En 1993 una investigación de The Miami Herald señala a Peter Anker Hansen como el terrorista argentino Vital Roberto Gaguine. La Fiscalía acusó a John Hull y estuvo tres meses preso en 1989 pero huyó del país; en 1991 el gobierno solicitó la extradición pero Estados Unidos la negó. En 2011 Edén Pastora señaló a Peter Torbiörnsson como cómplice, algo que parcialmente reconoció al señalar a los supuestos autores intelectuales en su documental Último capítulo, adiós Nicaragua. En 2005 el Colegio de Periodistas presentó una denuncia contra el Estado costarricense y Nicaragua ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; en 2012 cuando el Estado costarricense pretendió que se desestimara el caso y se continuara solamente contra Nicaragua, el Colegio rechazó dicha acción pues en Costa Rica nunca se acusó o investigó a los autores intelectuales denunciados.
En el libro La Penca a juicio: la CIA vs la prensa, el periodista Tony Avirgan y su esposa, también periodista, Martha Honey, apuntaron a una red encubierta entre Oliver North y John Hull, entre otros. Hull los demandó por difamación y calumnia pero fueron absueltos en 1986.
En los últimos 20 años menos hechos acontecieron. Los años también son el principal enemigo. La Fiscalía reconoce que no existen pruebas fiables, y en la Comisión Interamericana el caso está prácticamente paralizado.
Muchos jóvenes periodistas no conocen esta historia. Han escuchado de La Penca pero desconocen todos los recovecos y peor aún, que hay víctimas que fallecieron esperando justicia y otras tantas que 40 años después no han sido resarcidas.