PuroPeriodismo/Marca, Madrid
La selección española superó un proceso que todo equipo debe sufrir en sus propias carnes si quiere alcanzar la gloria eterna
Los hombres de Luis de la Fuente están bien, con entusiasmo, confianza y energía. Y ahora, tras superar a la anfitriona después de un final agónico, han añadido a su alma de campeón una parte vital para lograr el ansiado título: el corazón. La selección española pasó por un proceso que todo equipo debe sufrir en sus propias carnes si quiere alcanzar la gloria eterna en el mundo del fútbol. Ese saber sufrir que termina dando el empaque necesario para poder afrontar cualquier dificultad con la madurez necesaria. “En esas últimas jugadas, cuando el cuerpo no puede, se va con el corazón. Así que vamos a por ello, a disfrutar y a celebrar, pero también con tranquilidad y con calma, que en cuatro o cinco días tenemos las semifinales”, confesó Dani Olmo después de firmar un tanto y una asistencia que le sirvieron para lograr el MVPdel partido.
Un equipo con corazón
“Conozco muy bien a estos futbolistas y sé que son insaciables. No se cansan de trabajar. Tienen corazón”, trató de explicar el seleccionador español tras lograr la hazaña de eliminar a la anfitriona en un estadio (Mercedes-Benz Arena) que llevó en volandas a Alemania con el deseo de no ver el último partido de Toni Kroos. Sin embargo, este equipo está hecho de otra pasta. Nadie puede discutir el compromiso de un vestuario que rema en una misma dirección y con el mismo orgullo, tanto los que juegan como los que no. Porque eso siempre es lo difícil en una concentración con tantos jugadores y España ha encontrado un grupo pocas veces visto. Quizás en 2008… y ya sabemos lo que pasó aquel año.
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