Muere monseñor Hugo Barrantes, el sexto arzobispo de San José/De raíz campesina a la cima de una iglesia sacudida por escándalos

45

Edgar Fonseca, editor

Monseñor Hugo Barrantes Ureña, quien ejerció como sexto arzobispo de San José de 2002 a 2013, falleció ayer a los 88 años, confirmó la Arquidiócesis de San José.

Oriundo de San Isidro de Pérez Zeledón fue designado arzobispo por el Papa Juan Pablo II el 31 de julio de 2002.

Asumió el 18 de octubre de dicho año y fungió hasta el 21 de mayo de 2011 cuando presentó su renuncia al cargo al cumplir 75 años. Fue relevado el 29 de agosto de 2013.

Sus funerales serán mañana lunes en la Catedral Metropolitana a las 10 a.m.

De raíz campesina a la cima de una iglesia en ebullición

Llegó a la máxima jerarquía de la iglesia costarricense tras una vasta misión sacerdotal por 36 años, en particular en comunidades del sur del país. Fue el primer obispo de la diócesis de Puntarenas.

Su lema arzobispal “Naveguen mar adentro” le hizo vivir polémicos trances en momentos de fuerte cuestionamiento a la iglesia por casos de abusos atribuidos a sacerdotes y las secuelas de escándalos como el de la polémica radio María.

“Cuando un sacerdote se convierte en un peligro para la comunidad hay que actuar, porque debe preservarse el bien común sobre los intereses particulares. Sin embargo hay que actuar con caridad, de cara a la verdad y procurando la justicia”, respondió cuestionado sobre los casos de alegados abusos en que se vinculaban a sacerdotes en una entrevista con el semanario Universidad el seis de setiembre de 2002 recién designado arzobispo.

“Los hechos deben comprobarse en tribunales civiles o eclesiásticos”, remarcó.

“El Papa Juan Pablo II emitió la directriz de tolerancia cero y hay que acatarla. Si se prueba que el sacerdote tiene esa debilidad, el derecho canónico habla de suspensión o reducción al estado laical. Estas medidas son prudentes y si el obispo conoce de estos casos debe ser prudente y sacar al sacerdote de los ambientes donde pueda perjudicar a otros”, añadió.

“El abuso sexual de menores desde todo punto de vista es inmoral y con razón la sociedad lo considera un crimen. También es un pecado horrible ante los ojos de Dios”, resaltó el 2 de agosto de 2005 durante la celebración anual en honor a la Virgen de los Ángeles, Patrona de Costa Rica, según el diario La Nación.

En dicha ocasión lamentó la enorme brecha social que descubrió en sus primeros años como arzobispo.

“He descubierto mucha pobreza y miseria. He comprobado que existen varias Costa Rica: una impenetrable de grandes mansiones y lujo, de personas que viven casi en otro mundo, y otra: la de gente sencilla”.

“Hay aún otra Costa Rica. La que vive en ‘precarios’ (barrios marginales), en cuevas, hacinada, sumida en extrema pobreza, excluida de los bienes y servicios que el país ha logrado, una Costa Rica desconocida”, lamentó Barrantes.

Según el prelado, “es sensible la brecha que cada día se va ensanchando entre los que más tienen y los desposeídos día a día” pues muchos costarricenses “dejan de estar en el filo de la clase media baja para engrosar la clase pobre”.

“Con desánimo tendríamos que aceptar que en nuestra sociedad los lazos comunicantes entre las diferentes clases sociales tienden a desaparecer”, agregó.

– ¿A qué atribuye que tantos vivan hoy al margen de la Iglesia?

“A que en vez de creer en el Evangelio, muchos se adhieren a las ideologías y viven pensando en los ídolos que sustituyen a Dios en la sociedad de hoy: el tener, el poder y el placer”, respondió en una entrevista con el desaparecido diario Al Día el 29 de enero 2012 tras diez años como arzobispo.

El 24 de abril 2015, ya arzobispo emérito, enfrentó una querella por supuesta difamación y calumnia por dos religiosos no romanos que se consideraron afectados por manifestaciones suyas.

“Cumplí mi deber, ya el pueblo esperaba una palabra y el pueblo necesita la verdad y si la autoridades no la dice, ¿quién la dice? De lo que pasó después, de los comentarios que haya hecho la prensa (…), yo me atengo a mis comunicados”, afirmó en aquel momento ante el Tribunal Penal de San José donde ventiló el juicio, informó La Nación.

Barrantes fue absuelto.

“En este caso, una acusación privada fue la que se puso en conocimiento. Si la revisamos solo en uno de los puntos se hace atribución al querellante Barrantes Ureña. Los demás dicen que son noticias reproducidas en los medios de comunicación y eso es un punto y aparte”, explicó en esa oportunidad el juez Manuel Salas, según la reseña de dicho medio.


Mons. Barrantes: el niño campesino que llegó a ser Arzobispo de San José

Monseñor Hugo Barrantes Ureña, Arzobispo Emérito de San José quien falleció esta tarde, provenía de una familia capesina. Nació en San Isidro de El General, el 21 de mayo de 1936. El segundo de los siete hijos de don Félix Barrantes Elizondo y Argentina Ureña Chinchilla. Fue bautizado el 14 de junio de 1936 en la Iglesia Parroquial de San Isidro del General por el Padre León Nathrat C.M.

Hizo la Primera Comunión en la Solemnidad del Corpus Christi del año 1944, siendo el celebrante el Padre Bernardo Drüg C.M. La Confirmación la recibió en abril de 1945, en una visita pastoral de Monseñor Víctor Sanabria Martínez. Ambos sacramentos los recibió en la Iglesia Parroquial de San Isidro.

Formado en Bélgica

Entre 1944 y 1949 cursó sus estudios primarios en la Escuela Mixta de Ureña. Los estudios secundarios los empezó en la Escuela Complementaria de Pérez Zeledón y los terminó en el Seminario Menor de Nuestra Señora de los Ángeles en Tres Ríos. La filosofía y la teología las cursó en el Seminario Central de San José, entre 1956 a 1961.

El 19 de marzo de 1961 en la Capilla del Seminario Central fue ordenado diácono por el Arzobispo de San José, Mons. Carlos Humberto Rodríguez Quirós.

El 23 de diciembre de 1961, Mons. Delfín Quesada Castro, primer obispo de San Isidro de El General, en la primera ordenación de la nueva Diócesis, lo ordenó presbítero en la Catedral de San Isidro.

De 1962 a 1964 realizó estudios en la Universidad Gregoriana, en Roma, obteniendo la Licenciatura en Derecho Canónico.

Entre 1964 y 1965 siguió estudios en el Instituto Lumen Vitae, Bruselas, Bélgica, donde logró un diplomado en Catequesis de Adultos. En 1998 obtuvo el grado de Bachiller en Teología en la Universidad Anselmo Llorente y La Fuente.

Párroco rural

Durante más de 36 años realizó una copiosa actividad pastoral como presbítero. La empezó el 11 de febrero de 1962 como párroco de Palmares de Pérez Zeledón. En este mismo tiempo sirvió como responsable de la Parroquia de Buenos Aires.

Del mes de setiembre de 1965 hasta febrero de 1967 fue vicario parroquial de San Isidro Labrador, con recargo de las parroquias de Rivas y Buenos Aires. Fue párroco de Buenos Aires entre el 11 de febrero de 1967 y el 28 de febrero de 1974.

El 1 de marzo de 1974 toma posesión de la Parroquia de San Vito, Coto Brus, ejerciendo el cargo hasta el 26 de septiembre de 1980. El 29 de setiembre de 1980 inicia como Párroco de San Marcos de Tarrazú, hasta el 31 de diciembre de 1988. Al llegar a San Marcos de Tarrazú también se le confía la parroquia de San Pablo de León Cortés, responsabilidad que lleva con entusiasmo hasta el año 1984.

En el período 1985-1990 fue director Nacional de las Obras Misionales Pontificias. Durante el año 1989 colaboró como director espiritual en el Seminario Central. El 30 de abril de 1990, el Papa Juan Pablo II lo hace miembro de la Familia Pontificia, con el título Capellán de Su Santidad.

Volvió a la labor parroquial y fue párroco de San Isidro de El General, entre 4 de marzo de 1990 y el 31 de mayo de 1998. Por el mismo tiempo, Mons. Ignacio Trejos Picado, por entonces obispo de la Diócesis de San Isidro lo hizo su vicario general.

En la Diócesis fue, además, responsable de la promoción vocacional. Ha sido miembro de las Comisiones Episcopales de Liturgia, así como de las Comisiones de Vocaciones y Clero. También fue representante diocesano de la directiva de Uniclero.

El entonces diácono Hugo Barrantes junto a su obispo Mons. Delfín Quesada, el día de su ordenación presbiteral.

Obispo en Puntarenas y San José

El 17 de abril de 1998 fue preconizado por el Papa Juan Pablo II como primer obispo de la naciente diócesis de Puntarenas. El 16 de julio del mismo año, en la fiesta de Nuestra Señora de El Carmen, Patrona de la nueva diócesis, recibe su Ordenación Episcopal, siendo el consagrante principal el Excmo. Arzobispo Metropolitano, Mons. Román Arrieta Villalobos, acompañado por Monseñor Ignacio Trejos Picado, obispo de San Isidro de El General, y por Monseñor Héctor Morera Vega, obispo de Tilarán, de la que se segregaba la nueva diócesis. Monseñor Hugo Barrantes toma posesión de su sede en Puntarenas en esta misma fecha.

Por razones de edad, el Papa Juan Pablo II acepta la renuncia del entonces Metropolitano, Mons. Román Arrieta Villalobos, y el 31 de julio del año 2002 nombra a Monseñor Hugo Barrantes Ureña como sexto Arzobispo de San José de Costa Rica. El nuevo arzobispo, bajo el lema “Duc in altum”, es decir, “Naveguen mar adentro”, asume la diócesis el 18 de octubre del mismo año 2002, en la solemnidad de San Lucas, evangelista y nombra como su vicario general a quien fue luego obispo de Limón, Monseñor José Rafael Quirós y quien actualmente es el VII Arzobispo de San José.

La obra de Monseñor Barrantes se orienta, desde muy pronto, hacia una reforma de la administración parroquial. Asimismo, asume la atención personalizada de las parroquias y los párrocos, iniciando, al poco tiempo de haber asumido la Arquidiócesis, un tesonero plan de visitas pastorales que le permitieron familiarizarse muy pronto, no solo con el clero y los fieles que forman la Arquidiócesis, sino, sobre todo, con los problemas sociales que comprende el extenso y poblado territorio arquidiocesano. Fue creador de la Dirección Arquidiocesana de Comunicación Social y de diversos proyectos de atención social de los marginados.

Fue Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica​ desde el 7 de agosto del 2008 y obispo responsable de las Comisiones de Comunicación y Cultura.

El 21 de mayo de 2011, al cumplir los 75 años, presentó su renuncia como arzobispo ante el Papa Benedicto XVI, pero fue hasta el 5 de julio del 2013 que esta fue aceptada formalmente. 

Entonces, se retiró a su natal San Isidro como capellán de un convento de religiosas, donde incluso mantenía una huerta que según decía, le hacía recordar su niñez en el campo. En los últimos años vivió en la parroquia San Miguel Arcángel de Escazú, cuidado con amor por el Padre Marvin Danilo Benavides Campos y un grupo de colaboradores.

Fuente: Eco Católico

Deja un comentario