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Hay un refrán popular en México que dice: “Cuando Estados Unidos estornuda, a México le da gripe”. Después de la apabullante victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses, algunos expertos temen esa gripe pueda llegar a ser una neumonía.
Los mercados financieros están nerviosos, y el peso mexicano tocó su peor nivel en dos años. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, se ha esforzado en tranquilizar los ánimos. “No hay ningún motivo de preocupación”, dijo en su conferencia mañanera de hoy, al siguiente día de los comicios. “México siempre sale adelante”, auguró.
La intranquilidad se deriva de las amenazas que hizo Trump a su vecino y principal socio comercialdurante la campaña. Varias veces advirtió que iba a imponer aranceles a las importaciones desde México -en un rango escalonado de un 25 a un 10 por ciento-, y hasta amenazó con invadir al país vecino para acabar con los cárteles criminales de la droga.
A raíz de ese clima de amenazas, “el panorama para la relación bilateral se ve complicado”, dice a DW Lila Abed, directora del Instituto México en el Wilson Center, cuya sede principal está en Washington. Los tres puntos neurálgicos entre ambos países son la migración, el comercio y la seguridad.
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