Carlos Rubio, escritor
Nunca imaginé que me iba a referir públicamente a un programa como “El chinamo”. Casi no veo televisión, y difícilmente invertiría tiempo en entretenerme con ese tipo de productos. Sin embargo, al igual que muchos costarricenses, no puedo ocultar mi indignación ante el retiro de la pauta publicitaria que realizó Kölbi y el Banco Popular como empresas del Estado y, ante todo, por la evidente censura del gobierno.
Ya vi los llamados “Chinaokes” con sus críticas a hechos relevantes ocurridos en 2024. Hacen referencia a Acueductos y Alcantarillados (AyA) por el desabastecimiento de agua, principalmente en poblaciones como Hatillo; la inseguridad ciudadana y la crisis en la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) por las listas de espera en los ebais y los presuntos hechos de corrupción cometidos por altas autoridades, algunas de ellas suspendidas y sometidas al correspondiente proceso judicial; y las promesas incumplidas de campaña de rebajos de productos de la canasta básica.
Hasta reyes, durante la Edad Media, no tomaron reprimendas contra los bufones que los criticaban. Bajtín bastante estudió la estética del carnaval, por medio de la cual podemos enmascararnos para decir lo que nos puede parecer políticamente correcto. El humor es necesario y es sano, y un buen gobernante (y estadista) lejos de enfurecerse y mandar a callar a artistas, debe reflexionar y aprender de lo que le dicen, si es que aspira a mejorar y si realmente piensa en el bienestar del pueblo.
El retiro de la pauta estatal en “El Chinamo” es parte de un peligroso proceso orquestado del gobierno por censurar y silenciar cualquier crítica que evidencie sus yerros. No solo se observó con el intento de afectar las finanzas del Grupo Nación al cerrar el Parque Viva con base en una supuesta denuncia anónima.
Pero también encontramos esa postura al hacer lo posible por mantener la educación pública en una deplorable situación, con centros educativos con órdenes sanitarias, escasas bibliotecas escolares, el retiro hasta ahora no solucionado de la Fundación Omar Dengo (FOD) y las computadoras apagadas, pocos profesionales de una segunda lengua y docentes que no pueden mejorar en áreas curriculares sensibles pues se desconocen resultados claros de su trabajo. Esa misma posición quedó manifiesta al retirarse de la mesa de negociación de la educación superior pública. Bien se sabe que las universidades del estado son fuentes del pensamiento crítico, científico, humanista y fundamentado. Desfinanciarlas es una forma de socavar el pensamiento crítico y reducir, de manera simplista, a cualquier intelectual a ser llamado “un lobo de Montes de Oca”. Así las cosas, es claro que este gobierno teme a la criticidad, y trata de eliminarla, ya sea en un aula, un medio de comunicación o “El Chinamo”.
¿Por qué perturba al gobierno que “los Chinaokes” hagan de las suyas con sus canciones y parodias? Pues a diferencia de una conferencia ofrecida en un auditorio universitario o un artículo publicado en una revista científica o un periódico, nos encontramos con un medio de consumo masivo, que es visto por miles de personas que tratan de mantener engañadas con una falsa sensación de bienestar, emanada de un gobernante que hace el papel de hombre fuerte, y que no es más que un hombrecito mediocre e inseguro refugiado entre bambalinas. Cree que las canciones de los “los Chinaokes” son inmorales, pero tenemos que aguantar sus gestos soeces, transmitidos incluso ante niñas y niños, en una conferencia de prensa de miércoles.
Toda persona que ocupe una función pública está sometida a la evaluación, y en algunos casos, a la sana crítica y la risa.
Señor presidente, nada más sano que aprender a reírse de uno mismo.
No es de recibo lo que expresa un defensor de Chaves, al sostener que el gobierno tiene derecho de rechazar la pauta publicitaria al sentirse ofendido. Recuerden que el gobierno no es una empresa privada ni nuestro sistema político es autocrático. En Costa Rica se debe respetar el pensamiento ajeno, aunque parezca adverso.
Pero a Chaves le salió el tiro por la culata… estoy seguro de que hoy miles de personas han visto los “Chinaokes, incluso aquellas que ignoraban, como yo, que eso existía.
Nuestra democracia avanza hacia el despeñadero, y un aspirante a dictador no respeta ni siquiera la Navidad para dar al pueblo la posibilidad del humor, la criticidad o la alegría.
Fuente: Facebook