Renuncian director y jefe de redacción de La Nación/”Ojalá la nueva junta directiva y los accionistas promotores del cambio permanezcan comprometidos con los mismos valores”, dice nota de renuncia

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Edgar Fonseca, editor

El periodista Armando González Rodicio anunció este miércoles su renuncia al cargo como director de La Nación.

También anunció su saluda el jefe de redacción, Armando Mayorga con 38 años de trayectoria.

“Ojalá la nueva junta directiva y los accionistas promotores del cambio permanezcan comprometidos con los mismos valores, que solo merecen llamarse así porque hay voluntad de enfrentar su costo”, expresó González en un mensaje público destacado en la portada de la edición digital del diario.

Su renuncia se da luego que hace una semana trascendiera la salida de seis directivos y el fiscal de la junta directiva del grupo mediante un hecho relevante publicado el 27 de noviembre por la Superintendencia General de Valores (Sugeval).

El exdirector del diario Alejandro Urbina confirmó las renuncias, según versión publicada el 27 de noviembre.

Se desconocen las razones de los cambios en dicho medio que cumplió 78 años el pasado 12 de octubre y ha enfrentado una prolongada fricción con la administración del presidente Rodrigo Chaves desde que, en julio 2022, el ministerio de Salud ordenó el abrupto cierre del centro de entretenimiento y espectáculos, Parque Viva, fuente financiera del grupo mediático.

La Sala IV revocó la orden en octubre de dicho año al argumentar que con dicho cierre se afectaba indirectamente el ejercicio de la libertad de expresión.

El periodista Armando Mayorga expresó su reconocimiento a González por su labor al mando de dicho medio.

“Estaré siempre orgulloso de haber formado parte de su equipo de trabajo, y muy agradecido por la confianza que depositó en mí a lo largo de tantos años. Gracias por sus valiosas lecciones de vida y de periodismo, así como por el liderazgo, profesionalismo, honestidad y firmeza con los cuales nos condujo, permitiéndonos ser un medio que irradia luz en medio de la oscuridad de la desinformación que se apodera de Costa Rica”.

“Dios quiera que La Nación siga siendo esa luz para que nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos podamos disfrutar de una democracia plena”. resaltó en su carta de dimisión divulgada por en el sitio web del diario a las 7:49 p.m de este miércoles.

El escritor y periodista Carlos Cortés, ex jefe de redacción de La Nación, aseguró que las renuncias de periodistas y directivos son “el resultado extremo de la estrategia de ahogo económico emprendida por Rodrigo Chaves y un golpe mortal contra la democracia costarricense”.

“No me hago ninguna ilusión de que sea otra cosa que la penetración, esta vez exitosa, del chavismo en la composición del accionariado, que ahora está dispuesto a tranzar una línea editorial independiente por una política servil hacia los intentos de Chaves y su grupo de perpetuarse en el poder, corromper el equilibrio institucional y vender a pedazos el Estado social -como la Caja ahora en emergencia-, a cambio de prebendas que por ahora ignoramos”, sostuvo Cortés.

Adjunto mensaje del periodista Armando González

Mi renuncia

Despejar el camino a la nueva administración es un deber que cumplo con la satisfacción de haber intentado hacer lo correcto hasta el último minuto.

La dimisión y próximo reemplazo de la junta directiva que siempre apoyó el periodismo necesario en estos tiempos difíciles me obliga a renunciar a los cargos de editor general corporativo y director de La Nación.

La democracia costarricense, como la de tantos otros países, está en peligro. El periodismo debe ser trinchera para defenderla, sin importar la incomprensión de las mayorías construidas sobre la base de espejismos. Las mayorías son transitorias y siempre regresan al amparo del Estado de derecho, o cuando menos, lamentan haberlo perdido. Ese retorno, antes de que se haga tarde, requiere entereza para decir la verdad a las mayorías, sin importar las consecuencias. Ese es el llamado del periodismo independiente. 

Mi amigo y colega Julio Rodríguez, cuyas columnas y editoriales dieron brillo al periódico, afirmó: “Si La Nación no existiera, Costa Rica sería diferente. Si ha habido un periódico en América Latina que se ha entregado a defender los valores democráticos, ha sido La Nación. No es un periódico que se vende solo para hacer dinero”.

Participé durante décadas y con orgullo de esa tradición, pero nunca la sentí tan indispensable como ahora. Cuando explico a terceros el escrupuloso respeto por la independencia editorial y el muro entre los intereses comerciales y la labor de la Redacción, a menudo reaccionan con escepticismo, pero las páginas de La Nación recogen incontables pruebas. 

Abundan las publicaciones contrarias a los intereses de la empresa y sus accionistas. La resistencia del diario ante las presiones económicas desatadas desde el poder se ha hecho evidente a lo largo de décadas. Desde el siglo pasado, resistimos la manipulación gubernamental de la pauta publicitaria oficial y hasta la demostramos en los tribunales. 

En días más recientes, nos defendimos de la injusta afectación de actividades económicas del grupo empresarial y mantuvimos nuestra línea informativa y editorial. 

Todo eso es posible cuando hay fidelidad a la misión del medio. En su ausencia, solo queda un negocio de espectáculos públicos y bienes raíces. Ojalá la nueva junta directiva y los accionistas promotores del cambio permanezcan comprometidos con los mismos valores, que solo merecen llamarse así porque hay voluntad de enfrentar su costo. 

Despejar el camino a la nueva administración es un deber que cumplo con la satisfacción de haber intentado hacer lo correcto hasta el último minuto. En consecuencia, decliné la amable petición de los nuevos conductores para que permaneciera al frente del diario, pero les ofrecí, amén del preaviso, un tiempo razonable para lograr una transición ordenada.

Si algún mérito tuvo mi gestión, se lo debo a los compañeros y amigos de ahora y de antes. Para ellos, para la empresa donde laboré toda la vida y para ustedes, amables lectores, mi agradecimiento.

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