Edgar Fonseca, editor
Montado desde hace mucho en el carruaje de los fuegos electoreros, sabedor que se agota el tiempo de su estéril periodo, que se le caen las plataformas de las que abusa impunemente, el embustero de Zapote arrecia en esa infame campaña de infundios, de ataques y cuestionamientos a jerarcas e instituciones, de polarización y fractura que alimenta, un día y otro, ante la notoria ausencia de obra de gobierno y, mucho menos, de legado de estadista.
Consciente del abismo de inseguridad en que se desliza el país, elude una cita convocada desde el Congreso y se quita, por enésima vez, el bulto de encima, llenando de groseros epítetos a las cabezas de los demás poderes, como si no fuese a caer sobre su gestión el peso y el juicio público de esos récord históricos de violencia criminal que nos estremecen.
Igual la emprende soez, temerario, contra personeros de la CCSS que no se le doblegan.
Su conducta, sus desafueros, más parecen responder a un perverso afán de estresar, tensar y llevar al límite del extenuamiento, en semejante turbulencia y emergencia, los estamentos institucionales, fiel al libreto autócrata y autoritario que hoy se enseñorea en la región y el orbe.
Apunta a un zarpazo frente al cual muchos callan, cómplices, o se le arrodillan y le inciensan sumisos, desdeñando un aciago desenlace.
¿Cómo deben reaccionar actores institucionales, sociales, clave: Poder Legislativo, Poder Judicial, Fiscalía, Contraloría, TSE, el sector privado, la prensa, en la recta final de este nefasto capítulo de gobierno?
Es fundamental, de unos y otros, una respuesta seria, responsable, sensata, que evidencie la vaciedad de gestión y propuesta de quien se cree con poder omnímodo y a perpetuidad.
Que evidencie los designios, de quién antepone sus particulares propósitos y objetivos a costa del interés nacional.
De quien no oculta su pretensión de hacer colapsar un estado democrático, imperfecto, pero modelo.
He ahí la disyuntiva del país en estos meses restantes y en especial en el silencio de las urnas ese primer domingo de febrero 2026.
…La prensa, ¿callar o abanicar?
Si de la Presidencia de la República no emana un mensaje importante, relevante o trascendente, no vale la pena desperdiciar el valioso espacio y tiempo de los medios serios reproduciendo los exabruptos cotidianos de su efímero inquilino.
Salvo que se le quiera servir de obsecuente perifonero en lo que algunos andan sin el menor rubor.