Marcha y fracaso…

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Edgar Fonseca, editor

Soñaron delirantes con multitudes desbordadas.

Con las calles josefinas colapsadas.

Con hacer crujir al Poder Judicial.

A la Corte Suprema de Justicia.

Con poner a temblar al Fiscal General.

Con colapsar al país.

El sueño se les desvaneció en un santiamén y, muy temprano, en la calurosa mañana de martes, palparon la pesadilla de los “4 gatos” como dice, sabio, nuestro pueblo.

El piquete apenas les alcanzó para llegar hasta los portones del Ministerio Público y extasiarse, una vez más, con el mensaje soez de su “mesías”…

Pasado el mediodía, la que suponían iba a ser “la madre de todas las marchas” se disolvía, sin pena ni gloria.

Un estrepitoso fracaso de convocatoria pública, uno más de este gobierno, a costa del despilfarro impune de recursos estatales.

Especial PuroPeriodismo

Ante todo: felicitar al noble pueblo de Costa Rica.

No se dejó embaucar por el embustero, su cortesana, ministros (¿irán convencidos u obligados?), presidentes ejecutivos y demás lacayos…

No cayó en la trampa.

No tragó el anzuelo.

Felicitar también al Poder Judicial, a la Corte Suprema de Justicia, a la Fiscalía General.

Hubo una reacción institucional digna, ecuánime, pero firme ante un flagrante acto de agravio, de ataque, de intimidación y amedrentamiento a su misión.

Aquí, quizá, radica la trascendencia de la sensata actitud del país ante un movimiento impulsado desde semanas atrás por el Presidente de la República, su lugarteniente en la Asamblea y demás incondicionales.

Ante la ausencia de un caso de fondo contra la figura del Fiscal General, sin pruebas, ni evidencias en su contra, andan enfrascados en inventar uno, no importa el costo.

La intención: cuestionar, desacreditar, deslegitimar y arrasar, de paso, con la imagen de una institución judicial crítica en el control de poderes en nuestro sistema democrático. Crítica en el combate de la corrupción y del crimen organizado.

Todo ello, a las puertas de un eventual encausamiento del mandatario y sus acólitos por las alegadas irregularidades en el financiamiento de campaña.

Deslegitimar al Fiscal y la Fiscalía, obstaculizar que cumpla con su responsabilidad en esa y el resto de 60 causas, es, quizá, uno de los propósitos clave de esta perversa campaña de odio protagonizada por el mandatario que remató en el fiasco de ayer.

Reparar el daño institucional ya causado, lo descubrirá nuestra sociedad con el tiempo.

Pero tras lo acontecido, el país, sus actores institucionales y demás sectores, deben redoblar alerta y rechazo como ocurrió ayer.

La gente, salvo unos cuantos lamebotas, no traga cuento.

Al desnudo una mayúscula orfandad política de quien con poses autócratas y autoritarias pretende salvar una pírrica vigencia acabado su mandato.

PD-La presencia de ministros y de presidentes ejecutivos en aquel circo politiquero, ¿no constituye una transgresión a las leyes electorales? ¿Recibirá el Poder Judicial con los brazos abiertos a un ministro, empleado judicial, que hoy jura obsecuente a su capataz? ¿Y la lealtad institucional?

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