Arias: “Estados Unidos tendrá sus razones para eliminar las visas”/”Un castigo que se ha utilizado con demasiada frecuencia”/No culpa a Chaves

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Edgar Fonseca, editor

El gobierno de EE.UU. canceló la visa al expresidente y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, en cuya segunda administración, (2006-2010), Costa Rica estableció relaciones diplomáticas con la República Popular de China, trascendió este martes de manera extraoficial.

“Creo que se ha puesto de moda eliminar visas”, reaccionó ayer el dos veces mandatario tras la sanción en su contra.

“Es un castigo que se ha utilizado con demasiada frecuencia”, dijo en conferencia de prensa.

Descartó culpar por la medida al gobierno del presidente Rodrigo Chaves.

“Yo no creo que el Gobierno de Costa Rica tenga nada que ver con lo que deciden. Creo que es una decisión del Gobierno de los Estados Unidos”, afirmó.

“Estados Unidos tendrá sus razones para eliminar las visas que ha eliminado en todas partes mundo”, reflexionó.

No dudó de “autocracia” al gobierno del presidente Donald Trump.

“Hoy en día tiene características de autocracia, lamentablemente”, criticó.

  • * La visa de EE.UU. también le fue cancelada a la diputada PUSC, Vanessa Castro, enfrentada al gobierno, con lo que ya son cuatro legisladores afectados con tal medida.

Por medio de escueto correo

Arias confirmó la medida inicialmente ayer a Telenoticias.

La revocación de su visa le fue notificada por medio de un correo electrónico sin remitente y sin explicar las razones.

Según Arias, el correo que recibió solo era un enunciado de 2 líneas en el que le notificaban la supuesta decisión.

“Nada más decía que se le revocaba la visa, son dos líneas, no sé de parte de quién viene el correo. Puede ser inventado, puede ser cierto, francamente no sé. No conozco el remitente. No tengo ni idea», dijo el exmandatario al noticiero costarricense, según una versión de La Prensa de Managua.

La versión inicial la difundió el secretario general del PLN, Miguel Guillén.

Dijo que Arias fue notificado por un escueto correo.

Férreo crítico de Trump

Arias ha sido un férreo crítico del presidente Donald Trump

El 28 de febrero Arias difundió un post Facebook en que criticó el incidente suscitado con la visita del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky ,a la Casa Blanca.

“El día de hoy el mundo entero ha sido testigo de una reunión muy diferente entre los presidentes Donald Trump y Volodimir Zelenski: estuvo ausente la diplomacia, la mesura, el respeto y la calma y en su lugar privó el lenguaje altanero y humillante del presidente Trump y su vicepresidente J.D. Vance frente a las cámaras de televisión, para que fuera visto por todo el orbe”, censuró Arias

“El presidente Trump utilizó palabras intimidatorias y lanzó una serie de improperios y amenazas al presidente de Ucrania. No creo equivocarme si afirmo que lo que hoy vimos en nuestras pantallas de televisión no tiene precedente en la historia de las visitas de jefes de estado a la Casa Blanca”, destacó.

Una semana antes, el 21 de febrero, Arias arremetió contra el inicio del segundo mandato de Trump.

“El mundo tiembla cada vez que Donald Trump abre la boca. El actual inquilino de la Casa Blanca ha iniciado su mandato de manera un tanto autoritaria, en lugar de hacerlo en virtud de su autoridad, madurez, cultura, empatía e inteligencia. Estamos viviendo un fenómeno sin precedentes: un presidente que padece de trastorno disociativo de la personalidad. Un hombre de doble, triple y cuádruple discurso”, remarcó en otro post Facebook.

“Trump representa una involución, una deplorable regresión en el proceso de pacificación de nuestro orbe”, lamentó el exgobernante, en cuyo primer periodo, 1986-1990, le fue concedido el Premio Nobel de la Paz (1987) por su plan de pacificación regional.

Igualmente criticó la breve visita que hizo al país el Secretario de Estado, Marco Rubio, el 4 de febrero.

“En mis gobiernos Costa Rica nunca recibió órdenes de Washington, como si fuéramos una “República Bananera”, fustigó en un post Facebook el tres de febrero.

Durante su visita, Rubio advirtió de posibles sanciones a funcionarios costarricenses ligados a casos de ciberseguridad internacional en relación con China.

“Vamos a trabajar junto con ustedes a ver qué consecuencias se pueden traeren casos como esos, no se deben permitir, y lo que podamos hacer para ayudarlos a ustedes a castigar a ese tipo de actitud de parte de oficiales y personas que se encuentran en cargos importantes, responsabilidades importantes, pero que no están trabajando a favor del bienestar del pueblo y el interés nacional de su país. Todo lo que podamos hacer para ayudarlos con eso lo vamos a hacer”, advirtió Rubio junto al presidente Rodrigo Chaves, durante una conferencia de prensa en aquella ocasión.

Crece lista de sancionados

Junto a Arias, el gobierno de EE.UU. canceló en las últimas semanas las visas a las diputadas PLP, Johana Obando y Cynthia Córdoba, PLP y a Francisco Nicolás, PLN.

Igual afectó a Ana Sofía Machuca Flores, auditora general del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). Otros  tres exejecutivos de la institución perdieron dicha visa.

Las relaciones con China

El 3 de junio de 2012, Arias celebró los cinco años del establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular de China: “Fui enfático en que la decisión de acercarnos a China obedecía a factores pragmáticos: China era ya para entonces una potencia económica mundial, creciendo a tasas superiores al 10% y miembro de la Organización Mundial para el Comercio desde el 2001. Su participación en foros internacionales se había intensificado enormemente, tanto así que no había país desarrollado, ni del Oeste ni del Este, que no quisiera tener relaciones políticas y comerciales más profundas con ese país. China era también importante para Costa Rica como parte de su acercamiento general a Asia. O nuestra economía se encadenaba aún más a las economías asiáticas, o simplemente no íbamos a crecer a las tasas deseadas”, argumentó el exmandatario. Comentario adjunto.


Adjunto post Facebook del expresidente Oscar Arias

Comparación entre los presidentes Reagan y Trump

Como candidato a la presidencia de la república en el año 1985 ofrecí luchar por alcanzar la paz en Centroamérica mediante el diálogo y la negociación. Los costarricenses me honraron eligiéndome presidente en febrero de 1986. El 8 de mayo de ese año, antes de mi juramentación en el Estadio Nacional, desayuné con el vicepresidente de los Estados Unidos George Bush en mi casa de habitación, a quien le manifesté claramente que mi gobierno se oponía a la política de Washington que buscaba una salida militar a los conflictos de la región.

A principios de diciembre de 1986 viajé a Washington a reunirme por primera vez con el presidente Ronald Reagan. Me acompañaron el canciller Rodrigo Madrigal Nieto y varios ministros, así como los presidentes de los otros tres poderes de la República, Rose Marie Karpinski, presidenta de la Asamblea Legislativa, Miguel Blanco, presidente del Poder Judicial y Gonzalo Brenes, presidente del Tribunal Supremo de Elecciones. Fue esta la primera de muchas conversaciones con el presidente Reagan. Confieso que nunca fue fácil sentarme a su lado en la Oficina Oval de la Casa Blanca rodeado de varios secretarios de Estado y asesores de la presidencia. El presidente era un encantador de serpientes: carismático, educado, amable y afectuoso, aunque muy firme en su defensa de la necesidad de continuar dotando de armamento a la Contra nicaragüense, a lo que yo tajantemente me oponía.

En estas reuniones se le permitía el acceso a la prensa para tomar fotografías y hacer algunas preguntas. Posteriormente caminábamos hacia el Jardín de las Rosas para enfrentar el interrogatorio que los medios de comunicación nos dirigían a ambos mandatarios. A pesar de la evidente existencia de nuestras discrepancias siempre privó el respeto y la cordialidad.

El día de hoy el mundo entero ha sido testigo de una reunión muy diferente entre los presidentes Donald Trump y Volodimir Zelenski: estuvo ausente la diplomacia, la mesura, el respeto y la calma y en su lugar privó el lenguaje altanero y humillante del presidente Trump y su vicepresidente J.D. Vance frente a las cámaras de televisión, para que fuera visto por todo el orbe. El presidente Trump utilizó palabras intimidatorias y lanzó una serie de improperios y amenazas al presidente de Ucrania. No creo equivocarme si afirmo que lo que hoy vimos en nuestras pantallas de televisión no tiene precedente en la historia de las visitas de jefes de estado a la Casa Blanca.


Cinco años de relaciones con China

Expresidente Oscar Arias, 3 de junio 2012

Hoy nos conocemos más

Costa Rica y la República Popular China estamos celebrando el quinto aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas. A decir verdad, no recuerdo en la historia diplomática de nuestro país un aniversario en el que, en tan poco tiempo, hubiera tanto que celebrar. Ese gran país asiático fue por muchos años como ese conocido al que siempre vemos, pero no nos acercamos a hablarle, ya sea por indecisión, por cautela o simplemente por costumbre.

Afortunadamente, el 1 de junio del 2007, en mi pasada Administración, nos atrevimos a dar el paso y le hablamos a China. Esa era una decisión que había tomado desde mi campaña presidencial. Sabíamos que era mucho lo que ese país tenía que contarnos, pero también mucho lo que Costa Rica tenía que contarle a ese país. Sin complejos, con numerosos proyectos en mente para el desarrollo nacional y con transparencia, nos pusimos a conversar con China. Nos sentamos a la mesa a dialogar. Sigo convencido de que esa, y no otra, es la única manera civilizada en que dos pueblos pueden ponerse de acuerdo, y disentir; en que dos pueblos pueden reconocer sus semejanzas, pero también sus diferencias.

El “ruido silencioso” que había caracterizado las relaciones diplomáticas de Costa Rica antes del 2006 con muchos países, entre ellos China, Cuba, Egipto, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y un grupo de países africanos, no solo no era sano para nuestra política exterior, sino que además la volvía innecesariamente compleja. Costa Rica participa en numerosos organismos internacionales donde muchos de esos países tienen voz, voto e intereses que hay que contrastar, impulsar o contrarrestar.
Sin relaciones diplomáticas estables y claras, esa tarea era titánica y hasta ineficaz. En la política exterior los países se reconocen, luego existen.

Aunado a ello, nuestras relaciones diplomáticas con Taiwán ponían un límite a nuestros sueños. Ponían un límite a nuestra política exterior. Ponían un límite a nuestra política comercial. Esas relaciones determinaban, incluso, nuestra política interna. Por esa razón, me negué siempre a visitar Taiwán como candidato presidencial y como presidente de la República.

Y mientras todo esto acontecía a lo interno, Taiwán se acercaba cada vez más a China. Resultaba irónico que, antes del 2007, Taiwán sostenía más relaciones políticas y comerciales con China que las que teníamos nosotros, precisamente por tener relaciones diplomáticas con Taiwán.

Esa no podía seguir siendo nuestra política exterior. Costa Rica no merecía, ni merece, ser invisible en el concierto de las naciones. Tampoco merece una agenda de política exterior condicionada.

Me propuse no solo ennoblecer la política exterior costarricense, sino también liberarla, pues siempre he creído que Costa Rica puede aspirar a más’ y lo ha hecho.
Cuenta Henry Kissinger en su libro “On China” que Ronald Reagan, después de haber sido durante su campaña contra Jimmy Carter el más severo crítico de China, durante su visita de Estado como presidente a ese país en 1984, fue más generoso que todos sus antecesores al reconocer que la relación entre los Estados Unidos y China era de “mutuo respeto y mutuo beneficio”. Recuerdo las críticas que en su momento se esgrimieron cuando establecimos relaciones diplomáticas con China.

Ha quedado claro, sin embargo, que el establecimiento de esas relaciones fue transparente, en un marco de legalidad y en beneficio del país. Hoy se conocen todos y cada uno de los acuerdos que firmamos con el gobierno chino. Bruno Stagno, mi canciller, no se ha guardado ningún detalle de cómo fue el proceso de negociación. Y no lo ha hecho, simplemente porque no hay nada que ocultar. Por el contrario, nuestro interés siempre fue dejar muy claro por qué queríamos establecer relaciones con China, bajo qué términos y condiciones.

Fui enfático en que la decisión de acercarnos a China obedecía a factores pragmáticos: China era ya para entonces una potencia económica mundial, creciendo a tasas superiores al 10% y miembro de la Organización Mundial para el Comercio desde el 2001. Su participación en foros internacionales se había intensificado enormemente, tanto así que no había país desarrollado, ni del Oeste ni del Este, que no quisiera tener relaciones políticas y comerciales más profundas con ese país.
China era también importante para Costa Rica como parte de su acercamiento general a Asia. O nuestra economía se encadenaba aún más a las economías asiáticas, o simplemente no íbamos a crecer a las tasas deseadas.

Ahora bien, mi decisión de acercarme a China no estuvo únicamente ligada al poderío económico de esa nación. Siempre lo dije, y lo repito: yo quería establecer relaciones con China durante mi primer gobierno, cuando esa nación era muy distinta a lo que es ahora. Si no lo hice, fue porque concentré todas mis fuerzas y dirigí toda mi política exterior a traer la paz a Centroamérica. De mi lucha por la paz no me he arrepentido nunca. Sin embargo, cuando los costarricenses me eligieron de nuevo como su presidente, sabía que no podía posponer una vez más esa decisión. Gracias a ello, en tan sólo cinco años de relaciones formales ya contamos con un tratado de libre comercio y con un acuerdo de promoción de las inversiones, que espero se apruebe pronto en la Asamblea Legislativa. También contamos con un nuevo estadio nacional y con numerosos proyectos de cooperación en materia de seguridad ciudadana e infraestructura.

Más que satisfecho por lo que hasta ahora hemos construido con China, me siento optimista por lo que habremos de construir en el futuro.

Si tuviera que escoger una palabra que resuma los beneficios de estos cinco años de relaciones diplomáticas entre Costa Rica y China, diría: “conocimiento”. Son muchos los mitos que han caído, las murallas que se han derrumbado, los caminos que se han construido y los diálogos que se han entablado, gracias a que los costarricenses y los chinos hoy nos conocemos más. Estos cinco años han sido invaluables en el proceso de educación de ambos pueblos. Aún quedan, sin embargo, muchas lecciones por aprender, muchos debates por empezar y muchas hazañas por continuar. Este viaje apenas está comenzado.

Publicado en La Nación, 3 junio de 2012.

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