PuroPeriodismo/Vatican News
- En las meditaciones escritas para la meditación de este Viernes Santo en el Coliseo (Roma) esta noche, 18 de abril, presidido por el cardenal Baldo Reina; Francisco explica que el camino del Gólgota es el descenso de Jesús «hacia el mundo que Dios ama». Cristo, «clavado», se pone «en medio», «entre opuestos» y los lleva al Padre; su cruz «derriba muros», «establece la reconciliación».
Tiziana Campisi – Ciudad del Vaticano
Un camino propuesto a cada hombre, un camino para mirar dentro de uno mismo y reconciliarse con la propia conciencia, deteniéndose en los sufrimientos de Cristo camino del Calvario. Las meditaciones preparadas por el Papa Francisco para el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo, que el vicario general para la diócesis de Roma, cardenal Baldo Reina, presidió esta tarde, 18 de abril, por delegación del mismo Pontífice, muestran que el camino de la cruz es el descenso que Jesús hizo hacia los que amaba, «hacia el mundo que Dios ama» (estación II). Y es también «una respuesta, una asunción de responsabilidad» por parte de Cristo. Aquel que, «clavado», intercede, se coloca «entre las partes, entre los opuestos» (estación XI) y los lleva a Dios, porque su «cruz derriba muros, cancela deudas, anula juicios, establece la reconciliación». Jesús, «el verdadero Jubileo», que se despoja de sus vestiduras, se revela «íntimo incluso con los que le destruyen» y mira a «aquellos» que le denigran «como personas queridas que el Padre» le ha confiado, muestra que quiere salvar «a todos, a todos» (10ª estación).
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